Cada octubre, el mundo se viste de rosa en conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, una fecha clave para concientizar sobre la importancia de la prevención y el tratamiento temprano de esta enfermedad. En Argentina, una disciplina deportiva poco conocida ha ido ganando terreno entre quienes han atravesado este diagnóstico: el Bote Dragón.
Andrea Balagna, licenciada en kinesiología, es sobreviviente de cáncer de mama y presidenta de la Asociación Civil Rosas del Plata, un equipo de remo integrado por personas que enfrentan o han superado esta enfermedad, para conocer el impacto de este deporte en la recuperación física y emocional de quienes lo practican.
Andrea, quien se recuperó de cáncer de mama a los 37 años (hoy tiene 60), preside este equipo que ya lleva casi una década remando por la vida. “La técnica de remo del Bote Dragón favorece que no aparezca el linfedema o que, si ya está presente, no aumente”, explica. Este efecto secundario, común en pacientes operados con vaciamiento axilar, provoca la inflamación del brazo debido a la extirpación de ganglios. El movimiento repetitivo del remo facilita el flujo linfático, evitando que la inflamación empeore.
El remo en bote dragón para sobrevivientes de cáncer de mama fue el método experimental que eligió doctor Donald Mckenzie, en 1996 para mujeres que habían superado la enfermedad. El también docente de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, Canadá, donde se formó el primer equipo de ese deporte, cuestionó el pensamiento médico y demostró que el entrenamiento continuo y progresivo de torso y brazos ayuda a evitar secuelas.
Este tipo de actividad llegó al país en 2013, gracias a Adriana Bartoli, una platense residenciada en Canadá, que la actividad desembarcó en el sur. En la actualidad, hay más de 24 grupos de remadoras en distintas provincias y más de 300 en el mundo.
La Asociación Civil Rosas del Plata. (cad.org.ar). png
La Asociación Civil Rosas del Plata. (cad.org.ar).
La propuesta es sencilla y a la vez potente. Rosas del Plata invita a todas las mujeres, que hayan transitado cáncer de mama en algún momento, a participar de un equipo de remo para mostrar que: se puede llevar una vida plena y activa después del tratamiento, concientizar sobre los chequeos y detección temprana, y brindar esperanza a aquellas personas que están pasando por lo mismo.
“Nuestro lema es ‘remar por la vida’, porque cuando nos subimos al bote, tratamos de olvidar nuestros problemas”, comparte Andrea. Además de los beneficios físicos, como combatir el sedentarismo, el deporte les brinda a estas mujeres un espacio de acompañamiento y apoyo mutuo. “Tenemos socias desde los 35 hasta los 78 años, y todas compartimos el mismo objetivo: mantenernos activas y disfrutar de la vida”, añade.
- CON CUERPO Y ALMA DE DRAGÓN
El deporte y la embarcación elegidas no son casualidad. El remo, en primer lugar, es una actividad ayuda a fortalecer particularmente la resistencia muscular general del torso y brazos. El entrenamiento continuo y repetitivo, según lo señala Andrea, ayuda a evitar la generación de linfedemas (un efecto secundario muy común en pacientes con cáncer de mama), lo que contribuye a reducir las posibilidades de que el cáncer regrese.
En segundo lugar, el bote que utilizan se lo conoce como Bote Dragón. La particularidad de este tipo de embarcación es que, por su gran porte, tiene una capacidad de hasta 12 personas. Este aspecto promueve necesariamente el trabajo en equipo para la coordinación del ejercicio grupal repetitivo de desplazarse con cada palada.
El Bote Dragón no es el único deporte que ayuda a prevenir complicaciones tras el tratamiento del cáncer de mama. Andrea también menciona la práctica de arco y flecha como una actividad beneficiosa: “El movimiento del arco favorece la prevención del linfedema y, además, es una actividad que requiere concentración total”.
Andrea, que también brinda capacitaciones con la Asociación, destaca la importancia de la prevención y de los controles médicos regulares, recordando que una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama en su vida, y que también afecta a hombres, aunque en menor medida.
Este octubre, mientras el mundo se une para concientizar sobre el cáncer de mama, Andrea y las Rosas del Plata seguirán remando, recordando a todos que, con el apoyo adecuado, se puede remar por la vida, aún en las aguas más turbulentas.
¿LO SABÍAS?
¡REMEMOS TODOS POR LA VIDA!