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Flor del Ceibo. (Florencia Cesio).
1. CEIBO
El Ceibo, árbol y flor nacional de Argentina, de la familia de las Fabáceas (ex Leguminosas), es un pequeño árbol que tiene flores rojas, de un color tan intenso como nuestra idiosincrasia. Se distribuye desde el norte de la Argentina, hasta Catamarca por el oeste y –por el este– baja por Santa Fe y la Mesopotamia hasta Buenos Aires. Suele encontrarse en a la vera de arroyos y lagunas, en pajonales y selvas.
La madera de este árbol se ha utilizado ancestralmente para la construcción de balsas, sus flores para teñir telas y también como insumo medicinal.
Es un árbol palustre que alcanza una altura de 6 a 8 metros. El tronco es de 1 metro de diámetro, fuste corto y, a veces, porte arbustivo. Los tallos y las ramas tienen espinas. La corteza es color castaño, rugosa y raíz pivotante, con madera porosa, débil y poco duradera. Los suelos que necesita son ligeramente húmedos o anegados, pero también tolera los secos. Es sensible al frío y las heladas. Necesita clima cálido, tropical o subtropical.
Las flores son de un color rojo intenso, con un destacado pétalo principal, están agrupadas en inflorescencias terminales, son suavemente perfumadas y atraen abejas o colibríes que permiten la fecundación. Florece en la primavera avanzada y a veces se observa una segunda floración a fines del verano. Su fruto es una legumbre oscura, algo leñosa, arqueada y con semillas amarronadas, similares a los porotos.
- LA LEYENDA DE LA FLOR DEL CEIBO
Según cuenta la leyenda guaraní, la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera después de un cruento combate entre su tribu y un ejército invasor.
En las riberas del río Paraná, donde la luz del sol acariciaba las aguas y la brisa susurraba entre los árboles, vivía Anahí, una mujer indígena de fuerza y coraje inquebrantables. Su presencia imponente contrastaba con la dulzura de su voz cuando, en las tardes llenas de magia, entonaba cánticos que elevaban el espíritu de su tribu guaraní, recordando los lazos sagrados con la tierra y sus divinidades.
Sin embargo, la llegada repentina de los invasores blancos europeos marcó un giro abrupto en la vida de Anahí y su pueblo. Los conquistadores arrasaron las comunidades, confiscaron las tierras ancestrales, profanaron los ídolos sagrados y encadenaron la libertad de quienes allí habitaban. En medio del caos y la desesperación, Anahí fue capturada junto con otros miembros de su tribu, y sumida en días de llanto y noches de angustiosa vigilia.
Una noche, Anahí vio su oportunidad de escapar y huyó a la selva, desatando la ira y la sed de venganza de sus captores. Recapturada fue condenada a la más cruel de las penas: la muerte en la hoguera. Atada a un árbol centenario, las llamas devoraron su cuerpo, pero su espíritu resistió hasta el último aliento convirtiéndose en árbol.
Y al amanecer siguiente, cuando los primeros rayos de sol iluminaron el paisaje, los soldados contemplaron asombrados el espectáculo de un árbol majestuoso, cubierto de hojas verdes relucientes y flores rojas como la sangre, un monumento viviente al valor y la resistencia de Anahí frente al sufrimiento y la opresión.
Tan bella leyenda explica que la flor de ceibo haya sido considerada como un símbolo de la belleza, la dulzura y la rebeldía indomable para las generaciones venideras.
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Lapacho rosado. (cebanatural.com).
2. LAPACHO ROSADO
Los lapachos y su pariente, el jacarandá, son sin duda los árboles que mayor belleza aportan a las calles de nuestras ciudades. Esta especie nativa pertenece a la familia de las Bignoniáceas y es originaria de Bolivia, Paraguay, Brasil y el noroeste de la Argentina.
Su silueta imponente y majestuosa resalta por su tronco desnudo, recto y alto. La corteza es color castaño grisáceo, dura y difícil de desprender. Va bien en suelos arenosos y húmedos. Así como en climas templados y húmedos.
Su copa es aparasolada, amplia y redondeada. Su follaje es caduco y se concentra en la parte más alta de la copa. Las hojas son de color verde y opuestas.
Se distingue por su exuberante floración, que se produce a fines del invierno y principios de la primavera. Las flores rosadas (excepcionalmente blancas) son grandes campanas apenas inclinadas y reunidas en amplias inflorescencias terminales. Fructifica en el verano.
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Tipa blanca. (jardineriaon.com).
3. TIPA BLANCA
Árbol de la familia de las Fabaceas (ex Leguminosas) originario de Bolivia y del noroeste de la Argentina. Es uno de nuestros gigantes de las selvas de las Yungas.
Su copa es de porte abierto, irregular y ramas extendidas. Su corteza es bien rugosa y oscura, con secreciones táninas (resina rojiza). Se comporta como un árbol caduco –las hojas se caen– en zonas de climas frescos o secos. Tiene hojas imparipinnadas –varias chiquitas y en la misma dirección, sobre un tallo–, de 25 cm. de longitud. Son de color verde.
Presenta una llamativa floración en primavera avanzada y a principios del verano. Sus flores tienen aspecto amariposado en que domina el pétalo principal (estandarte) de un color amarillo anaranjado; son suavemente perfumadas y se agrupan en inflorescencias terminales.
El fruto se observa en vainas aladas de color marrón, de 5 a 10 cm. de longitud, que contienen una sola semilla en su interior y permanecen en el árbol durante los meses fríos. Es una planta que necesita suelos fértiles, profundos y bien drenados. No tolera heladas fuertes.
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Aguaribay. (elcolectivo.com.ar).
4. AGUARIBAY
Árbol de la familia de las Anacardiáceas, originario de Sudamérica, desde Perú hasta el noroeste y centro de la Argentina. Fue el árbol sagrado de los incas.
Tiene una copa redondeada, abierta y de porte llorón. El follaje es perenne, con hojas compuestas imparipinnadas, de textura muy fina, aromático y resinoso. Es de color verde oscuro. Además, tiene tronco retorcido y corteza pardo oscura. Es muy resistente a la sequía.
Presenta flores pequeñas, amarillentas y agrupadas en inflorescencias terminales y péndulas. Florece en la primavera. Su fruto es una drupa globosa decorativa, morada o morada rojiza, madura entre el verano y el otoño. Permanece en la planta hasta el invierno.
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Palo Borracho.(Infobae).
5. PALO BORRACHO ROSADO O SAMOHÚ
Árbol de la familia las Bombacáceas. Originario del NE de la Argentina y Sudamérica subtropical.
Mide de 12 a 18 metros de altura por unos 10 metros de diámetro. Crece rápido y tiene una copa globosa, algo extendida, con tronco verdoso o verde grisáceo, algo engrosado, con o sin aguijones. El follaje es caduco, con hojas alternas. Es de color verde amarillento, con densidad y textura media.
Presenta flores rosadas, con centro amarillo, grandes, perfumadas. Florecen en el verano y principios del otoño. Su fruto es una cápsula verdosa, grande, oblonga. Al abrirse en la primavera libera semillas cubiertas de paina (algodón). Necesita suelos drenados, clima cálido y sol pleno para florecer.
¡DISFRUTEMOS DE NUESTROS ARBOLES NATIVOS!
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