Hugo Gatti, "El Loco", emblemático arquero del fútbol argentino, falleció este domingo a los 80 años. Además de tener 765 partidos entre 1962 y 1988 en la máxima categoría del fútbol argentino, un récord que por estos tiempos parece inalcanzable pese a la mayor duración de las carreras,Gattifue dueño de otras marcas -difíciles de medir con números- que lo volvieron un personaje único, irrepetible, uno que se salió de la matriz y no dejó posibilidades de réplica. Apenas hubo algunas copias, más o menos fieles.
Nacido el 19 de agosto de 1944 en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, Hugo (sus amigos nunca le decían Loco) jugó en cinco clubes: Atlanta, River, Gimnasia, Unión y sumó casi la mitad de sus presencias bajo el arco de Boca. Bajo el arco es una forma de decir que no se corresponde con su estilo ni con su filosofía. Él se definía como futbolista, un jugador más. Por eso de grande, ya retirado de la actividad profesional, participaba de los picados en Palermo como delantero, del medio para arriba, una aspiración que se animó a materializar en un par de amistosos con la camiseta azul y oro.
Para la tribuna xeneize fue ídolo antes de llegar. Desde joven declaró que era hincha de Boca y pronosticó que, tarde o temprano, terminaría en el club de sus amores. Lo concretó en 1976 de la mano de Juan Carlos Lorenzo y Alberto José Armando, el mejor técnico y el mejor dirigente de la historia según su análisis, siempre grandilocuente, a veces exagerado. “Soy el número uno del mundo”, solía repetir cuando se le pedía un ranking del puesto más ingrato.
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Gatti ganó todo con Boca. (Perfil)
A Gatti, quien solía enorgullecerse de su capacidad para anticipar las jugadas, se le debe reconocer que adelantó el futuro de los arqueros, sobre todo en la disposición para usar los pies y pegarle al balón con la precisión de un enganche. En épocas de hombres atornillados a la línea de cal, para él era una excursión habitual salir del área y habilitar a un compañero. Un golazo de Hugo Perotti a Estudiantes, en 1981, sirve como cabal ejemplo.
Su vestimenta estridente dentro de la cancha, su pelo largo y su vincha marcaron tendencia y lo convirtieron en un ícono del fútbol sudamericano. También llamó la atención con sus declaraciones, como la vez en que le dijo "gordito" a Diego Maradona, que le respondió días después anotándole cuatro goles.
Fue al Mundial de 1966, aunque no atajó. Sus títulos más importantes fueron la Copa Libertadores de 1977 y la Copa Intercontinental de 1978 con Boca. En la primera consagración xeneize en la Libertadores atajó un penal en un dramático desempate contra el Cruzeiro de Brasil en el Centenario de Montevideo, acción que le valió entrar en la historia grande de Boca.
También fue parte de la selección argentina en el ciclo de César Luis Menotti. Estuvo a punto de ser el portero en el combinado que se consagraría campeón del mundo en 1978, pero una lesión de rodilla lo marginó de la competencia.
Atajó en Boca hasta los 44 años, cuando un error que terminó en gol del rival provocó que el entonces entrenador José Omar Pastoriza lo desafectara como titular. Ya no tuvo otra oportunidad.
Pasaba varios meses al año en España como integrante del panel del programa televisivo El Chiringuito, en el que deslizaba sus opiniones terminantes, incluidas críticas a Lionel Messi y elogios al portugués Cristiano Ronaldo.
Pero el Loco nunca se arrepintió: "Morí con lo mío, con lo que inventé. No morí debajo del arco, sin poder salir, viejo, triste. Morí alegre, como los que amamos la vida", dijo en una entrevista.
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