El Día Mundial del Croissant, celebrado cada 30 de enero, es la excusa perfecta para disfrutar de este icónico bollo de origen francés, con su inconfundible forma y su textura crujiente.
Este Día Mundial dedicado al croissant es una oportunidad para conocer sus particularidades diferencias con la clásica medialuna argentina. Detalles.
El Día Mundial del Croissant, celebrado cada 30 de enero, es la excusa perfecta para disfrutar de este icónico bollo de origen francés, con su inconfundible forma y su textura crujiente.
Aunque actualmente es un clásico de las panaderías de todo el mundo, su historia se remonta al siglo XVII en Austria, donde nació como el “kifli”. Sin embargo, fue en Francia donde evolucionó hasta convertirse en el croissant que se conoce hoy en día, gracias a la introducción de la masa laminada con manteca, que le otorga su característico hojaldrado. Debido a su preparación y textura, se diferencia de la medialuna, que es más esponjosa y dulce.
En Argentina un debate siempre se hace presente y tiene que ver con el parecido que este tiene con otro clásico de la panadería: la medialuna. Ambos tienen forma similar, pero cuentan con diferencias claves en su origen, ingredientes y sabor. Aunque ambos comparten una apariencia de media luna, su preparación y textura los convierten en productos únicos.
EN QUÉ SE DIFERENCIA EL CROISSANT Y LA MEDIALUNA
Otras diferencias claves están en sus ingredientes y la forma de preparación. El croissant se hace con masa hojaldrada que lleva varias capas de manteca intercaladas, lo que le da su textura crujiente y aireada. La medialuna también puede llevar hojaldrado, pero suele ser más densa y con una miga más compacta.