A través de técnicas específicas de presión en los pies, puede ser una poderosa herramienta para lograr la armonización y sanación de tu cuerpo. Este enfoque holístico no solo alivia el estrés y promueve la relajación, sino que también facilita el equilibrio físico y emocional.
La reflexología es una técnica que considera que los pies y las manos contienen puntos reflejos que representan distintos sistemas, órganos y glándulas del cuerpo. Su objetivo es estimular manualmente estas áreas para restaurar el equilibrio en el organismo, activando su energía autocurativa y promoviendo la armonización de sus funciones.
Aunque sus raíces se remontan a antiguas civilizaciones de Egipto, India, China y Japón, la reflexología moderna comenzó a tomar forma en el siglo XIX, cuando se empezaron a investigar los sistemas nervioso y reflejo. Pioneros como los médicos estadounidenses William Fitzgerald y Joseph Shelby Riley sentaron las bases de esta terapia al desarrollar métodos y cartografías que aún se utilizan hoy.
En los años 30, la fisioterapeuta estadounidense Eunice Ingham amplió este conocimiento al crear mapas del cuerpo humano que relacionaban áreas corporales con zonas específicas del pie. Su descubrimiento reveló que presionar ciertos puntos del pie podía ofrecer un alivio terapéutico más efectivo que tratar directamente la zona afectada, especialmente en la reducción del dolor.
En Argentina, la reflexología fue introducida por Alicia López Blanco, Andrea Sujatovich y Esther Buk. “Alicia contactó con la International Federation of Reflexologists en Londres y creó el primer código deontológico para la práctica en nuestro país”, explica Betina Marcela Colella, reflexóloga y presidenta de la Asociación Argentina de Reflexólogos.
Maby Dávila, especialista en terapias complementarias, se adentró en la reflexología en 1995, buscando aliviar las secuelas de una enfermedad oncológica en su hijo. A través de la estimulación de zonas reflejas, se activa un flujo de información en el sistema nervioso que potencia los recursos naturales del cuerpo, promoviendo el bienestar y regulando emociones.
“La reflexología es especialmente útil en el acompañamiento de enfermedades crónicas, donde los tratamientos pueden ser invasivos. También es esencial adoptar una perspectiva preventiva; muchas veces recurrimos a la medicina solo cuando estamos enfermos. Esta terapia es adecuada para todas las edades y promueve la salud de manera no invasiva y placentera”, destaca Dávila.
Las áreas reflejas se encuentran distribuidas en la piel, permitiendo diferentes modalidades de tratamiento, ya sea podal, manual o facial. En sesiones de 40 a 50 minutos, se aplican técnicas de estimulación en estas zonas, generando mejoras acumulativas a lo largo del tiempo.
Las especialistas indican que la reflexología puede ser efectiva en el tratamiento de lumbalgias, ciática, fibromialgia, diabetes, hipertensión, insomnio y trastornos digestivos, entre otros. Sus beneficios incluyen la reducción del estrés, el alivio de tensiones y la estimulación de sistemas circulatorio, nervioso e inmunológico, promoviendo una profunda relajación.
Colella enfatiza que la reflexología busca alcanzar la homeostasis en el organismo y es valiosa como medicina preventiva. “Las terapias complementarias están en aumento y se están integrando como prácticas no farmacológicas en los tratamientos”, concluye Dávila.
En Pilar, desde 2004, se ha establecido una escuela de reflexología avalada por la Asociación Argentina de Reflexólogos, El Pilar de la Reflexología, la cual ofrece formación de calidad y respaldo profesional.
Además, cuenta con un gabinete dedicado a la atención al público, donde muchos reflexólogos certificados brindan sus servicios, promoviendo así el bienestar y la salud integral en la comunidad.
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