Real Pilar se reinventó y se llevó el Torneo Clausura. Con la llegada de los refuerzos en puestos fundamentales potenció su idea colectiva, construyó un campañón que le dio el título de la Primera C y lo deja en las puertas de un ascenso a la B Metro.
Después de un Torneo Apertura irregular (10º con 33 puntos), las incorporaciones del arquero Matías Cano, el defensor Juan José Rodríguez Silva y los delanteros Rodrigo Hernández y Santiago Ávila consolidaron el andar del equipo que fue creciendo partido a partido hasta coronar invicto con 50 puntos (14 victorias y 8 empates) en 22 partidos un campañón, con 2 fechas por disputar.
Después de algunas dudas en el inicio, que alternó 3 empates consecutivos, arrancó la racha positiva de 12 partidos (10 victorias y 2 empates) que lo llevaron a consolidarse en la cima.
Cuando parecía que los empates en cero ante Paraguayo (último del Clausura) y JJ Urquiza ponían en duda la chance de ser campeón, apareció la fortaleza mental de un equipo que ante la adversidad supo reponerse y quedarse con las victorias claves ante Yupanqui y Berazategui. Contra el Trapero ganó sobre la hora 2-1 con doblete de Mathías Crocco, y jugando con un hombre menos (expulsado Rodrigo Chao). Además llegó a 11 juegos (7G-4E) sin caer en casa.
Y frente al Naranja levantando un partido adverso de visitante e imponiéndose con autoridad en el 2º tiempo por los tantos de Crocco, Eloy Rodríguez y Hernández. En esta condición también sostuvo su invicto de 21 cotejos (10G-11E).
Otro punto a resaltar del Monarca fue la gran racha que consiguió sin que le conviertan goles. Estuvo 12 partidos y casi un tiempo sin recibir goles solventados por la estupenda labor de Cano (1.119’) y sus compañeros de defensa. Antes de romperse el récord nacional, apenas 3 equipos le habían marcado (Muñiz, Central Córdoba y Juventud Unida). Después de mucho tiempo apareció Yupanqui para terminar con la racha y Berazategui se encargó de marcarle 2 tantos, algo que no sucedía desde la última fecha del Apertura, cuando caía 2-1 ante Luján en el Carlos Barraza. Un título que, por cómo se dio, será muy recordado en la familia monarca.