Renovado, en formato de restaurante, vuelve un clásico de las noches pilarenses de los años 70. La recordada confitería Kaskote volverá a cobrar vida en su locación original, debajo del cine teatro Gran Pilar con propuestas gastronómicas renovadas.
Renovado, en formato de restaurante, vuelve un clásico de las noches pilarenses de los años 70. La recordada confitería Kaskote volverá a cobrar vida en su locación original, debajo del cine teatro Gran Pilar con propuestas gastronómicas renovadas.
Con el propósito de recuperar el espíritu de la boite más recordada por los pilarenses, la familia Díaz tomó la posta que allá por 1992 dejaron los Ponce de León, dueños originales del emprendimiento, cuando decidieron cerrar sus puertas tras dos décadas de actividad.
Es así como 31 años después "la idea es que Pilar vuelva a reflotar su vida nocturna, que haya un lugar para la música, comer y tomar", anticipó Jeremías Díaz en diálogo con Materia Prima (Fm Plaza 92.1). "Queremos devolverle esa actividad que solía tener hace 40 años atrás", agregó.
En esta segunda etapa, Kaskote volverá con una impronta más gastronómica, reconvertido en un restaurante que abrirá sus puertas desde la mañana, con propuestas de desayuno, hasta la noche, pasando por propuestas para el almuerzo -que incluirán take away-, after office y cena.
Los platos estarán a cargo del chef Martín Pons y rondarán en torno a la gastronomía clásica con gran influencia inmigrante. "Platos y tragos de toda la vida", como los denominó Jeremías, entre ellos la tortilla de papas, milanesa a caballo y pastel de papas.
Asimismo, está prevista la presentación de números musicales en vivo. "Hay mucha gente que vive en el centro de Pilar que extraña juntarse, escuchar tango, jazz, boleros, eso va a caracterizar la atmósfera del lugar y la gente joven se va a ir contagiando", anticipó el propietario y confió que el boca a boca traerá incluso a visitantes de partidos vecinos.
Con aire de boite clásica de la época, Kaskote funcionó durante los años 70 y 80, hasta que cerró sus puertas en 1992. Había llegado para reemplazar a Bariloche, otra emblemática confitería céntrica que quedó grabada a fuego en el recuerdo de los nostálgicos.
Búsqueda laboral
El local cuenta con 280m2 y capacidad para 100 cubiertos. Además, está previsto que funcione en el lugar un centro de producción de pastelería.
Tal como anticiparon sus propietarios, el espacio se encuentra a la búsqueda de personal, dado que necesitan contar con al menos 30 empleados.