1.La Patrona. El pueblo de Pilar le rinde culto a Nuestra Señora del Pilar desde hace casi 300 años, devoción heredada de los aragoneses que poblaron la zona. La vecina María Cabezas tenía una imagen de bulto de la Virgen y solicitó en 1729 darle culto público. Además, la mujer donó una parcela de su propiedad para la construcción de la capilla.
2.Fecha cambiada. La Virgen del Pilar apareció ante Santiago Apóstol el 2 de enero del año 40. Sin embargo, el Papa Clemente XII (pontífice entre 1730 y 1740) decretó oficialmente la fecha del 12 de octubre como festividad particular de esta advocación.
3.Centenarias. Las Fiestas Patronales tal como las conocemos comenzaron a tomar forma a principios del siglo XX. En un principio, las actividades eran casi exclusivamente religiosas. En ese entonces, al pueblo llegaba gente desde Capital trasladada en dos vagones del ferrocarril Urquiza que eran tirados por seis caballos, desde Chacarita hasta Pilar. Por la distancia, se cambiaba de caballos tres veces a lo largo del recorrido.
4.Los gaiteros. Con el tiempo comenzaron a aparecer los espectáculos artísticos. En la década de 1940, la característica sobresaliente de las Patronales de Pilar fue la recurrente actuación de gaiteros aragoneses que venían especialmente para tocar sus instrumentos en la plaza 12 de Octubre, ante la mirada de los vecinos.
5.Saltos y redes. El deporte también estuvo presente en la celebración popular: con gran marco de público, en los ’70 durante las Fiestas Patronales se disputaban torneos intercolegiales de vóley, con canchas armadas en las calles. La tradición de mantuvo hasta finales de la década del ‘80.
6.El color. Desde la segunda mitad del siglo XX, la juventud tuvo cada vez más preponderancia en las Fiestas Patronales de Pilar. Así fue cómo, más allá del tradicional desfile escolar, en las últimas décadas se sumaron los kioscos atendidos por alumnos, con miras a su viaje de egresados. Cada año, los puestos estudiantiles le dan color y alegría al evento.
7.Mudanza. Las actividades religiosas como la misa y la procesión siempre tuvieron como punto de confluencia a la Parroquia Nuestra Señora del Pilar. Cuando se sumaron los espectáculos artísticos, la esquina de Rivadavia y Bolívar (a pocos metros del templo) fue el sitio elegido para recibir a músicos y cantantes de todo el país. Esporádicamente, el predio Piané fue una alternativa, hasta que con la gestión del intendente Federico Achával los kioscos y espectáculos se trasladaron al Polideportivo Municipal.