Caída en las ventas y aumentos desproporcionados en el precio de los alquileres son los ingredientes de un cóctel explosivo que se refleja en calles del centro de Pilar donde locales que históricamente estuvieron ocupados hoy tienen las persianas bajas a la espera de un nuevo locatario.
El fenómeno que solía ser más o menos habitual en las calles periféricas del microcentro local hoy se trasladó también a los alrededores de la plaza 12 de octubre donde hasta hace algunos años se hablaba de "listas de espera" de parte de comerciantes ansiosos por rentar un espacio en dichas calles.
Tal es el caso de la histórica farmacia El Globo, en la esquina de Lorenzo López y San Martín, desocupada desde hace casi dos años, y aunque ciertos rumores indicaron que pronto sería reconvertida en un local comercial, hasta el momento no hay indicios de movimiento.
Lo mismo ocurre en el local ubicado sobre la calle San Martín entre Lorenzo López y Bolívar -cuadra donde proliferaron los locales gastronómicos de la mano del teatro Gran Pilar- donde hasta hace algunos años funcionaba un bazar chino. Tras un intento fallido de convertirlo en una pollería, comercio que no cuadra con el perfil del que se quiere dotar al Paseo del Centro, permanece vacío.
A la lista se le suma apenas unos metros más adelante el local donde hasta hace días funcionó la cadena especializada en venta de productos lácteos "Luz Azul", que decidió bajar la persiana. Y sobre la calle Rivadavia entre Tucumán y Ruta 8, la panadería Pagliaci -marca reconocida en General Rodríguez- que apenas pudo sostenerse dos meses.
Frente a este panorama, El Diario habló con Gustavo Suárez, secretario de la Cámara de Comercio de Pilar, quien afirmó que "Scipa está muy preocupado por esta situación y vamos a pedir una reunión con los propietarios, necesitamos más empatía de su parte". Según la mirada de la entidad, la situación descripta más arriba se explica en buena parte en la poca flexibilidad de los dueños para negociar contratos que también les convengan a los comerciantes.
"Muchos de ellos tienen muchos locales en el centro, viven otra realidad y ponen valores alocados que no son los del mercado. Como no tienen la necesidad de alquilarlos entonces prefieren tenerlos vacíos antes que tener problemas o bajar el precio", explicó la misma fuente que advirtió que esta tendencia se está reflejando en un cambio paulatino pero sostenido del perfil comercial de Pilar.
"A las franquicias les piden fortunas para renovar, entonces se van a otras zonas de Pilar, como la Colectora Panamericana que no tiene tanto movimiento de gente pero sí más espacio y eso hace que vaya cambiando el perfil de negocios que hay en Pilar", remarcó el comerciante, para agregar que "se produce un efecto contagio" de modo que los consumidores no quieren recurrir al centro de Pilar debido a la falta de opciones y en consecuencia, tampoco los potenciales nuevos inversores.
En el mismo sentido, el secretario de SCIPA consideró que "si el municipio está haciendo una inversión importante para renovar el centro, todos tenemos que colaborar para que Pilar vuelva a tener marcas líderes, no locales vacíos o marcas ´N/N´ y que la gente diga qué feo que está Pilar". "Los comerciantes tienen que hacer su aporte renovando las veredas, por ejemplo, hay que invertir porque vuelve con creces".
Si de inversión se trata, también fue crítico con los inquilinos poco afectos a las reformas para mejorar la estética de los locales. "Muchos comercios parecen de los 80, la misma iluminación, el mismo mobiliario y la gente cuando compra, quiere comprar también alegría, muchos inquilinos se quedaron en el tiempo".
Comerciantes
Consultados por El Diario, dos de los comerciantes afectados por el cierre del local, coincidieron en el factor económico para brindar una explicación.
Así, Valeria, propietaria de la franquicia de Luz Azul explicó que "la decisión de cerrar el local fue nuestra, las ventas como es de público conocimiento, bajaron y es entendible, los alquileres suben y llega un momento que es insostenible. La gente camina y busca precios". No obstante, aclaró que volverá a apostar al centro de Pilar con un local propio, no franquicia, en el mediano plazo.
Mientras que Antonella, dueña de la panadería Pagliaci, afirmó: "lo tuvimos que cerrar a los dos meses que abrimos porque la realidad es que fue muy poca la venta hicimos hasta lo imposible para sostenerlo, pero la realidad es que hay mucha diferencia desde la esquina de los bancos para el lado del centro (Tucumán) y para el lado de la Ruta 8, le pifiamos al lugar por una cuadra".
"Necesitamos que los comerciantes sean más empáticos, quieren ajustar por la inflación, lo entendemos, pero los comerciantes también tienen otros gastos fijos y a veces hay que negociar", concluyó Suárez.