La masacre ocurrió el 3 de julio de 1976, en plena calle. Gabriel Dunayevich, Leticia Akselman y Federico Martul eran estudiantes secundarios. Sus cuerpos fueron enterrados como NN.
El mural fue pintado por vecinos de la zona, junto al artista Cristian Camargo.
El mural se encuentra en la calle Viamonte, entre Fontana y Gutiérrez.
Los horrores de la última dictadura militar aún siguen resonando y entregando capítulos, algunos preocupantes –como las olas reivindicatorias o negacionistas- y otros más gratos, como la iniciativa de un grupo de vecinos de Del Viso que pintaron un mural en homenaje a tres jóvenes asesinados en la localidad por el Gobierno de facto.
La intervención artística fue hecha en memoria de Gabriel Dunayevich, Leticia Akselman y Federico Martul, adolescentes que fueron ametrallados en plena calle, en la madrugada del 3 de julio de 1976.
“La iniciativa surgió a partir de compartir espacios con varias personas que forman parte de organismos de DD.HH., iglesias, clubes de barrio… Conversando sobre nuestra historia, la memoria, el negacionismo y los discursos de odio que circulan”, expresó a El Diario uno de los participantes.
Y agregó: “Como pueblo que se organiza y hace memoria creímos necesario este homenaje, un acto de justicia para visibilizar el compromiso, la vida de estos jóvenes que fueron asesinados en la última dictadura militar en Del Viso”.
Un dato no menor es que el mural fue pintado precisamente en el lugar el hecho, en la calle Viamonte entre Fontana y Gutiérrez. Si bien en su confección participaron varias personas, la guía fue de Cristian Camargo, “un artista internacional de largo recorrido, comprometido socialmente, tiene un proyecto con el que viajó por el país y Latinoamérica (‘Murales por la paz’). Vino en forma desinteresada y así hicimos este mural colectivo”.
La fuente consultada aspiró a “que estos jóvenes sean conocidos por los vecinos. Varios preguntaban, otros incluso habían sido testigos del hecho. Creemos que puede ser transformador para la memoria del barrio”.
Reconstrucción
El 3 de julio de 1976, cuando aún no había amanecido, en la calle Viamonte se escucharon ráfagas de ametralladora y un auto alejándose del lugar. Los primeros vecinos que se animaron a asomarse encontraron tres cadáveres en un vehículo: se trataba de Gabriel Dunayevich, Leticia Akselman y Federico Martul, aunque eso se supo años más tarde.
Estaban maniatados, con varios impactos de bala cada uno y en su espalda carteles que decían “Yo fui montonero”.
Gabriel Eduardo Dunayevich (18) era alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Según el sitio desaparecidospilar.com.ar, fue secuestrado el 29 de mayo de 1976 en pleno centro de Buenos Aires (Avenida Santa Fe y Uruguay), por un patrullero de la Policía Federal.
Fue visto con vida en el Centro Clandestino de Detención conocido como “El Vesubio”, donde según testigos fue torturado con mayor saña por ser judío. Su familia comenzó a saber la verdad varios años más tarde, cuando su foto fue identificada por un compañero que fue a testimoniar en el juicio por la Masacre de Fátima y vio el expediente del “triple asesinato en Del Viso”.
Fue enterrado en una tumba anónima (N.N.). Su cuerpo fue exhumado por el Equipo de Antropología Forense y trasladado a La Plata para su identificación. Al no haber señales que permitieran una identificación, en 1983 sus restos fueron trasladados a una fosa común por orden judicial. Por eso, sus seres queridos lograron determinar lo ocurrido, pero nunca pudieron darle sepultura.
Leticia Akselman tenía la misma edad y también era miembro de la UES. Daba clases en la Villa 31 de Retiro y desapareció el 12 de junio de 1976. Era cuñada de Alberto Evaristo Comas (una de las víctimas de la Masacre de Fátima). En la mañana de ese día iba a la casa de una amiga que vivía en Lomas de Zamora a una reunión y el Ejército la interceptó en la mitad del trayecto. Estuvo detenida en “El Vesubio” y después la trasladaron a Campo de Mayo.
En septiembre de 1987, con los restos ya identificados, la Justicia ordenó que se le entregara el cuerpo a su abuela para su inhumación.
Por último, Federico Martul tenía 17 años, era estudiante del Nacional Buenos Aires y miembro de UES. Fue secuestrado el 26 de Junio de 1976. No hay testimonios de su paso por un Centro Clandestino de Detención.