Si alguien sabe cómo medir la temporada de verano en la Costa Atlántica, es él: Antonio Espasa, vendedor ambulante pilarense, lleva 47 temporadas ininterrumpidas en las playas de Villa Gesell con su canasta de churros al hombro.
Antonio Espasa lleva 47 temporadas consecutivas vendiendo en la playa. Calculó que en la primera quincena "hubo 20% menos gente" que en 2024. Espera un repunte para la segunda y reconoce que "la comida no están tan cara".
Si alguien sabe cómo medir la temporada de verano en la Costa Atlántica, es él: Antonio Espasa, vendedor ambulante pilarense, lleva 47 temporadas ininterrumpidas en las playas de Villa Gesell con su canasta de churros al hombro.
Conocedor del “termómetro” económico y de concurrencia de cada verano, en diálogo con El Diario Espasa calculó “un 20% menos” de gente que el año pasado, mientras que “las ventas bajaron en ese mismo porcentaje”.
Con respecto a la primera quincena de enero, el vendedor recordó que “en la primera semana estuvo bastante complicado el clima, con varias lloviznas y viento, pocos días de playa… Por suerte se recuperó en la segunda semana y por ahora el clima sigue bueno”.
No obstante, afirmó que “sin dudas hay menos gente que el año pasado, aunque podría ser peor por la cantidad de gente que se fue a veranear a países limítrofes. Me llamó la atención la cantidad de mendocinos, que prefieren la costa argentina en lugar de irse a Chile, luego siguen los rosarinos y cordobeses”.
En cuanto a los precios de la temporada 2025, la docena de churros tienen un valor de $10 mil en la playa y $9 mil en la churrería. “Como siempre –acotó-, los favoritos son los de dulce de leche, le siguen los de crema pastelera y terceros los de nutella”.
Si bien no es su rubro, agregó que “los precios para la comida no están tan caros. Todo lo que es carnes, lechón, cordero, embutidos o frutas y verduras están más baratos que en Buenos Aires”.
Más allá de lo ocurrido en los primeros días del año, Espasa fue optimista al señalar que “la segunda quincena de enero siempre es la más fuerte, es cuando Villa Gesell desborda de gente. No creo que en esta oportunidad se agote el alojamiento, pero vamos a tener una buena quincena, es la que puede salvar las papas y veremos qué pasará en febrero. Luego tenemos la carrera internacional de motos, en la segunda quincena de febrero, también los carnavales en los primer días de marzo”.
Por último, el pilarense recordó que días atrás “tomó trascendencia una pelea de vendedores en las playas céntricas. Eran vendedores de chipá contra vendedores de milanesas y la municipalidad les retiró el permiso. Nosotros no fuimos, los churreros somos todos buenos (risas)”.