Este sábado, los pilarenses despidieron al Papa Francisco con una emotiva celebración llevada a cabo en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar. El templo de la calle Lorenzo López lució colmado de gente que, en muchos casos, no pudo contener las lágrimas. La misa de exequias comenzó a las 10 y estuvo encabezada por el cura párroco Jorge Ritacco.
Además, entre los presentes estuvo el intendente Federico Achával, junto a buena parte de su gabinete, como el secretario de Gobierno Santiago Laurent, la secretaria general Soledad Peralta, la titular de Desarrollo Social Paula González y el secretario de Integración y Desarrollo Juan Manuel Morales; e incluso algunos concejales como Manuel Torres y Silvio Rodríguez.
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Misa en Pilar por el fallecimiento del Papa Francisco.
Foto: Pilar a Diario.
Con atención y emoción, los fieles participaron del rito católico y pidieron por el descanso eterno del Sumo Pontífice argentino, fallecido el pasado lunes en Roma a los 88 años.
A escasos metros del altar, una foto del Papa descansaba sobre un pequeño pedestal, junto a otra imagen en la que podía leerse “Querido Jorge (como a él le gustaba que le dijeran)”, en la que se mostraba el rostro sonriente de Jorge Bergoglio.
En varios pasajes de la mañana, sobre todo luego de comulgar, varios de los presentes pasaban junto a ambas imágenes para tocarlas, santificarse y agradecer por estos 12 años de papado.
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La Parroquia Nuestra Señora del Pilar, colmada por la misa de exequias del Papa Francisco.
Misas por Francisco
Algunas horas antes, cuando en Argentina todavía era madrugada, en Roma los restos de Francisco fueron sepultados en la basílica Santa María la Mayor, tal como fue su voluntad y en una ceremonia austera, siguiendo uno de los preceptos de su periodo al frente del Vaticano.
A su vez, en la Catedral de Buenos Aires también se realizó una misa de exequias, en este caso encabezada por el arzobispo Jorge García Cuerva, quien expresó: “No terminamos de entender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase algo que cantaba Carlos Gardel en sus tangos: las lágrimas taimadas se niegan a brear y no tengo el consuelo de poder llorar”.
Y destacó que Francisco “se ocupó de los más frágiles, de los marginados, de los enfermos y descartables de la sociedad. Nos invitaba a comprometernos con ellos”.