EN ZELAYA

Multan a Guido Süller por el restorán que instaló en su casa de un country

La urbanización lo penalizó con 30 mil pesos por su emprendimiento. El mediático se defendió: “Esto no es un restó y voy a pérdida”, dijo. Y rogó: “Déjenme ser feliz”.

Por Redacción Pilar a Diario 20 de mayo de 2022 - 21:29

La administración del country San Sebastián, de Zelaya, sancionó a Guido Süller con una multa de 30 mil pesos luego que se hiciera público que el mediático convirtió en un restaurante su casa en esa urbanización.

El propio Süller confirmó la información, pero se defendió al decir que no se trata de un emprendimiento con fines comerciales sino personales, en el que no tiene ganancias.

“Yo solo quería compañía”, dijo el mediático en una entrevista con un canal de televisión, al tiempo que aseguró que va “a perdida” con su emprendimiento. “Yo tengo una buena jubilación y esto no tiene fines de lucro”, declaró.

“No es un restó, es mi casa. No está preparado, no tengo hornos, hornallas y no se pude poner un restorán en un country”, manifestó.

A la vez, aseguró que la única intención es “comer algo rico, un buen vino, el artista canta y tenemos un momento inolvidable”.

Süller hizo un llamado a las autoridades del country: “Esto lo hice por compañía, no me pongan palos en la rueda y déjenme ser feliz”.

Pollo con papas

Süller abrió su casa la semana pasada con 14 comensales para darle vida a lo que llamó Demasiado Restó.

Para la velada, el mediático estuvo acompañado por Cinthia Gryffroy, cocinera que lo ayuda en este nuevo proyecto y dueña a su vez del emprendimiento culinario Combinando paladares. Además, la cantante Nat Mandú ofreció un show musical a los presentes, mientras tres amigos cercanos de Guido (Mariana Quintana, Claudia Morelli y Oscar Munner) oficiaron como meseros y asistentes.

El menú fue sopa crema de calabaza como entrada, mientras que el plato principal estuvo entre sorrentinos y el clásico pollo al horno con papas.

“Van a venir a mi casa y a entrar en el mundo Süller, comer en mis platos, sentarse en mis sillas, beber en mis vasos. Y vamos a hacer un ritual, voy a prender un fogón y la gente podrá pedir sus deseos”, había anticipado Süller semanas atrás.

Lo que se vio en la noche inaugural cumplió con lo dicho por su mentor: en una sala ambientada como un dinner estadounidense, los comensales charlaron con él, escucharon sus anécdotas y, por supuesto, se sacaron infinidad de fotos.

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