Fueron ellos, los roedores más grandes del mundo, los carpinchos, los artífices de su propia batalla. A través de su presencia en Nordelta, que incomodó a más de un vecino de la exclusiva urbanización tigrense, lograron cargarse al hombro una lucha que los ambientalistas vienen dando desde hace dos décadas: la necesidad de protección de los humedales del ecosistema pampeano. Y a diferencia de sus antecesores, consiguieron instalar el tema en la agenda de los medios.
Así es que, tratando de capitalizar el momento, de tal forma de pasar de la simpática anécdota a la verdadera toma de conciencia, ambientalista de todo el país organizaron ayer el denominado "comando carpincho", una caravana para crear conciencia sobre la importancia de detener el avance sobre los humedales y de que se sancione una ley que garantice su protección.
Plegándose a la iniciativa, con pancartas, careles y caretas de carpinchos, unas 50 personas participaron de la movida en Pilar. El grupo partió desde la plaza 12 de octubre para culminar en la Reserva Natural de Pilar. En moto, bicicletas y automóviles, los organizadores, que contaron con el apoyo de representantes de partidos de izquierda, aportaron su grano de arena para hacer visible una problemática de la que Pilar no está ajeno.
"Fue bastante grande a la caravana", destacó Érica Hahn, ambientalista de Pilar. Y agregó que continuó con una charla en la Reserva Natural, que el último domingo recibió la visita de unas 300 personas.
La aparición de carpinchos en Nordelta obedece al avance de los desarrollos urbanísticos sobre los humedales -que son su hábitat natural-, tal como sucede en determinadas zonas de Pilar con los zorros o zariguellas. En el caso de los roedores en Tigre, se suma un factor determinante que es la quema de grandes extensiones de tierras en las islas, donde se habían desplazado para desarrollar su ciclo vital.
Además de garantizar la protección de la fauna nativa, la defensa de los humedales tiene otra arista, directamente vinculada a nuestra vida cotidiana. "Si queremos seguir teniendo agua en las napas, necesitamos tener humedales", explicó Hahn, dado que son estas extensiones de tierra los reservorios de agua más grandes de nuestro ecosistema.
Precisamente, los desarrollos inmobiliarios linderos a los cursos de agua fueron avanzando sobre ellos con el relleno de tierras sobre las que ahora se alzan algunos de los barrios cerrados más exclusivos de Zona Norte.
Entendiendo la imposibilidad de dar marcha atrás con muchos de estos proyectos que hoy ya se encuentran habitados, los ambientalistas piden que "no se hagan más desarrollos sobre humedales", al mismo tiempo que "aquellos que cuentan con zonas deportivas desarrolladas sobre humedales, que las devuelvan, que las desalambren, es la única solución".
Río Luján
Los trabajos de rectificación que se están llevando a cabo sobre el Río Luján también están en la mira de los ambientalistas. Por una parte, por los trabajos de desmonte que demanda este tipo de obra pública y también por entender que lejos de evitar inundaciones, las volverán más agresivas.
"Es muy triste ver el desmonte sobre la margen del río Luján, desde la Reserva", expresó Hahn respecto a la desforestación llevada a cabo para ensanchar el río. "Esta no es la solución, tiene que haber otro tipo de obras, porque con esto las inundaciones no se van a frenar, cuando las haya, se van a profundizar", sentenció.