Denuncian por mala praxis al Centro de Salud de Villa Rosa

Una joven de 31 años llegó con un ACV, pero la medicaron por dolor de estómago. Pasó 11 días internada en el Hospital Erill, de Escobar.

Por Redacción Pilar a Diario 3 de agosto de 2018 - 10:14

Estefanía Van Droogenbroeck, una mujer de 31 años, denunció, en las últimas horas, al Centro de Salud de Villa Rosa por mala praxis. La denuncia fue radicada en la Fiscalía y, además de a la salita, apunta a los profesionales que la atendieron.

La odisea comenzó el pasado 15 de junio, cuando la mujer se levantó con un intenso dolor de cabeza y vómitos. Tras tomar un analgésico para el dolor y ver que la molestia no mermaba, comenzó a asustarse.

Hacia las 13, empezó a sentir un zumbido en la nuca y, ya al no poder caminar ni levantar la cabeza, le pidió a su hijo más grande, de solo 9 años, que llame una ambulancia. “Llamó, les dijo que la mamá se sentía mal, que necesitaba una ambulancia, y desde el 107 le dijeron que tenían que hablar con un mayor, porque sino no se la podrían mandar”.

Efectivamente, la ambulancia nunca llegó. Por esta razón, el nene llamó a su abuelo para pedirle ayuda, quien de inmediato se acercó a la casa y llevó a Estefanía hasta la sala de primeros auxilios, adonde debió ingresar en silla de ruedas por su estado.

Una vez allí, una enfermera (que la denunciante informó que se llama Carla), le dio un cesto por los vómitos. “Me acostó e intentó inyectarme para ponerme el suero, pero me rompió los brazos. Después vino otra enfermera y, sin maltrato, me pudo poner el suero como si nada”, reveló.

Luego de ponerle las vías para el suero, apareció un médico. “No me preguntó nada, ni me revisó. Les dijo a las enfermeras que me pasen Buscapina y Reliverán y me quedé ahí unas dos horas. Cuando desperté me dieron el alta y me mandaron a mi casa”.

Pero la pesadilla de Estefanía no terminó ahí. Al día siguiente volvió a la sala con la misma sintomatología: un dolor de cabeza desesperante. Otra vez lo mismo, una inyección para la migraña y nuevamente la mandaron a su casa.

“Esa inyección paró el dolor, pero la presión en mi cabeza seguía. El domingo 17, del Día del padre, lo pasé con molestias en la cabeza y la gente de mi entorno me decía que me trababa para hablar”, continuó el relato.

Ya sin poder aguantar, el lunes 18 fue de nuevo al centro de salud. Además del dolor de cabeza, se habían sumado otros síntomas; ahora sentía, además, que hablaba mal y en su mano derecha no tenía fuerzas. Pero se encontró con la poco agradable noticia de que ese día, o al menos en ese momento, no había médico de guardia.

Hacia la tarde noche, y con mareos, su familia decidió volver a comunicarse con el 107 pero, ante la demora de la ambulancia, prefirieron llevarla al Hospital Sanguinetti.

“Ahí me dejaron esperando en una silla de ruedas. Después de un rato de que no me den bola, me llevaron a Escobar, donde cuando le conté al médico de guardia lo que me pasó, me dijo que me iba a tener que dejar internada”.

Diagnóstico

Al día siguiente le practicaron una tomografía con la cual confirmaron que Estefanía había tenido un ACV isquémico en la parte derecha del cerebro. “Quedé 11 días internada, tuve que hacerme tomografías que salieron mucha plata y después de un mes que salí de estar internada, en la sala sigue trabajando la enfermera que me destrozó los brazos y el médico que me pudo haber matado con lo que me dio”, explicó, con indignación. 

Por esta razón, esta mañana decidió acercarse hasta la Fiscalía para radicar una denuncia y ver si, de esta manera, alguien toma cartas en el asunto.

Pero el tiempo perdido, no lo va a recuperar. Ahora sigue con tratamientos de kinesiología y estudios de control. “Con la mano derecha no puedo escribir, y cuando me pongo nerviosa empiezo a trabarme para hablar. Tengo 31 años y hay cosas que estoy teniendo que aprender de nuevo”, cerró.

 

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