“Sin sistema”, es una de las usuales respuestas que muchos vecinos que se acercan a las distintas sucursales de Bapro distribuidas en Pilar reciben por parte de los empleados que los atienden y así, entre el mal humor y el apuro por los plazos de vencimientos pisando los talones, empieza el recorrido de ventanilla en ventanilla.
Pero en los últimos tiempos, las largas colas, la falta de personal o el famoso “sin sistema”, cuestiones que estaban reservadas a los primeros días del mes, se extendieron. Incluso en una de las sucursales del Bapro de la Cámara de Comercio de Pilar Scipa, la misma presidenta de la entidad, Edit Domínguez, reconoció estar sorprendida por la cantidad de gente que había ayer en la sucursal que funciona en la sede del centro, ubicada en Lagrave 563.
Y esto no es algo casual. Además de la importante demanda y de la populosa población del distrito en constante crecimiento, algunas ventanillas que hasta hace unos meses estaban operativas, empezaron a cerrar sus puertas, como sucedió con la sucursal que funcionaba en el Hospital Sanguinetti, generando que las que todavía siguen abiertas, tengan cada vez más clientes y, consecuentemente, cubran el cupo de cobro que tienen por día bastante tiempo antes, por eso es habitual que ya en horas del mediodía, los empleados no puedan continuar cobrando.
“Nosotros ofrecemos un servicio prioritario para nuestros socios, así que de ellos no se escuchan quejas, pero sí es cierto que el público en general está molesto. En nuestro caso, no funcionamos como una sucursal de pagos del Banco Provincia, sino que ofrecemos el servicio de Provincia Net como extra, pero es cierto que estamos teniendo una cantidad inusual de gente para esta época del mes cuando en general para estas fechas no teníamos público”, manifestó la presidenta de SCIPA en diálogo con El Diario.
“Quizás BaPro deba rever su estrategia. Pero es cierto que los pagos hoy se pueden hacer en su mayoría por internet, hay medios alternativos para evitar seguir haciendo transacciones todo en efectivo”, cerró.
Por el momento, entonces, a la hora de abonar facturas, tasas, servicios o diversas obligaciones tributarias, no quedará otra que respirar hondo y cultivar la paciencia.