Hoy estamos celebrando el Día del Niño. Nosotros los grandes también fuimos niños. Teníamos nuestros problemas con nuestros padres y los compañeros ¿verdad?
Vivíamos en otra época con valores fundamentales y no la cultura light. Nuestros padres no eran permisivos.
Un niño que siempre consigue todo lo que quiere, puede que se convierta en un adulto descontento con la vida, que no siempre nos da lo que queremos, y pueden pensar que la vida es muy injusta, ha hecho hincapié la experta. A veces, los niños aprenden que la rabieta es una forma de conseguir cosas rápido.
Ante las rabietas, aconseja primero calmarlo: el contacto físico cuando son pequeños les ayuda a relajarse, como un abrazo y cuando esté tranquilo, se hablará con él y recibirá toda nuestra atención. Una vez que el menor se va relajando, podemos irnos acercando y prestar atención a su comportamiento tranquilo.
Hablar con ellos desde pequeños, preguntarles por qué se han enojado, que sean ellos los que tengan que razonar, y ayudarles en la búsqueda de alternativas, que se le haga pensar el por qué de su enojo y qué alternativas tiene para resolverlo de una forma adecuada.
Hay que ser pacientes con ellos. Ante una rabieta, tenemos que entender que estas rabietas son una forma de exteriorizar el malestar emocional del niño que no saben o no pueden expresar de otra manera.
Hay que ayudarles a que aprendan a gestionar la frustración de la manera adecuada, a través de la comunicación, cambiando el foco de atención relajándose, respirando, el fin es que comprendan que hay más alternativas además de la rabieta.
La forma de prevención de la sobreprotección y las frustraciones, es fundamental que el pequeño asuma responsabilidades acordes a su edad. Crear dependencia hacia los adultos para hacer cosas que son capaces de hacer ellos, no les viene bien. Hay que fomentar esa independencia, animándolos, por ejemplo, a que se vistan solos, y premiarles mucho ayudándoles a tener una sana autoestima.
Premiar es premiar; dar muestras de cariño como un beso, un abrazo, etc., es expresarles lo orgullosos que estamos de ellos, no siempre hay que premiar con juguetes o caprichos, ya que el premio emocional supone más ventajas y es algo en lo que no deberíamos escatimar.
La frustración se acentúa si el mensaje no es claro. Los padres pongan en común cómo resolver los problemas. Es fundamental que ellos vayan en consonancia y trabajen en equipo para la educación de sus hijos” (fuente: www.abc.es /familia).
Jesús recibió una buena crianza gracias a la firmeza y ternura de José y María, (Lucas 2, 52). FELIZ DÍA DEL NIÑO.