La reina Máxima de Holanda despidió a su padre, Jorge Zorreguieta, desde ayer al mediodía en el cementerio Memorial de Pilar. La acompañaron su marido, el rey Guillermo Alejandro, y sus hijas, las princesas Catharina-Amalia, Alexia y Ariane.
La familia real ingresó al predio minutos antes de las 12. Llegaron en una camioneta Hyundai gris, la misma con la que ayer a la mañana salieron de Aeroparque, donde el rey y sus hijas llegaron en un vuelo privado y Máxima fue a recibirlos. Desde el aeropuerto se dirigieron a un country de zona Norte y de ahí al cementerio.
En la puerta los esperaba una numerosa guardia periodística. Tal como había adelantado la Embajada de los Países Bajos en un comunicado, al entierro sólo asistió el círculo íntimo y no se permitió el ingreso a los medios. Según trascendió, hubo entre 150 y 200 personas que fueron invitadas.
Junto a los reyes y sus hijas, entró al predio una camioneta de la policía y dos vehículos de custodia. Bastante más temprano, a las 10, ya habían ingresado la madre de Máxima, María del Carmen Cerruti Carricart, y una de sus hermanas. La familia recibió coronas de flores enviadas por la Casa Real de los Países Bajos y por el embajador argentino.
Entre las personalidades que participaron de la ceremonia, que culminó pasadas las 16, se vio al economista y ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay y el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere.
Jorge Zorreguieta murió a los 89 años el martes pasado. Fue un activo empresario y dirigente rural durante gran parte de su vida. Pero fue su paso por el gabinete económico de la última dictadura militar lo que le dio gran visibilidad.
Llevaba una semana internado en un sanatorio porteño, y 20 años peleando contra un linfoma de no Hodgkin. Máxima vino a Buenos Aires en un viaje de urgencia para visitar a su papá, quien ya se encontraba en grave estado. Llegó en secreto el sábado y desde entonces fue constantemente a la clínica de Recoleta, muy preocupada por la salud de su padre.
La prensa no tuvo permitido el acceso a la ceremonia, pero sí pudo ser testigo del desconsuelo y la congoja de los dolientes que arribaron al lugar para despedirse por última vez. Desde las 7 de la mañana comenzaron a llegar los medios de comunicación, que mantuvieron la distancia por respeto a la familia.
A partir de las 8 los grandes arreglos florales en tonos blancos y rosas fueron enviados. Los primeros invitados lo hicieron alrededor de las 11.30 con una autorización por lista, a pesar de que la cita era recién a las 12. Dejaban sus autos y luego se dirigían caminando hacia la capilla. En un principio, estaba pautado que el entierro se realizaría el miércoles, pero se postergó para ayer para la comodidad de los miembros de la monarquía orange que viajaron desde Europa.
El entierro comenzó a las 16 horas en punto en el Sector D del Memorial de Pilar. Muchísima gente se concentró en aquel punto, más de 100 personas, para un último y final adiós a Zorreguieta. Duró media hora y Máxima dijo unas palabras recordando a su padre.