Ruidos molestos: un problema que crece y de difícil resolución

Es uno de los tres motivos de diferencias entre vecinos. Música, iglesias y murgas, los más frecuentes. Mediación recomienda el diálogo aunque reconoce que no siempre funciona.

17 de enero de 2016 - 00:00

Fiestas que parece que jamás terminarán, música que se escucha a todo volumen, una iglesia que parece querer llegar al cielo con sus alabanzas vía amplificador, murgas que ensayan más que una filarmónica… 

Los ruidos molestos son un problema cotidiano que parece no tener solución al corto plazo. Además, la situación se potencia en verano, cuando la gente dispone de mayor tiempo libre y aumenta la cantidad de reuniones en casas y quintas.
Sin embargo, por el momento, quienes sufren estas situaciones están casi a merced de la buena voluntad de los “ruidosos”.

Mediación
Muchos de estos casos son canalizados a través de Mediación Comunitaria, dependiente de la Dirección de Participación Ciudadana. Desde allí, la encargada del área, Mirta González, expresó: “Pareciera que cada vez cuesta más ejercer nuestros derechos sin invadir los derechos de los demás”.
Además, indicó que la mayoría de los vecinos que llegan a una mediación “ya han intentado hablar con estas personas. Hay que entender que, más allá que hay un horario de descanso, en el resto del día los ruidos tampoco pueden ser molestos”.
La convivencia vecinal tiene múltiples variantes, pero cuando algo se ha quebrado medianera de por medio, es difícil repararlo. “A veces hay desconfianza entre los vecinos, algunos hasta tienen miedo de ir a hablar porque piensan que pueden ser agredidos”, afirmó González.
En esos casos, los frentistas suelen acudir a las autoridades, ya sea policía o prevención ciudadana. “En general esto tiene un efecto contrario –señaló la experta-, y el vecino ruidoso hace aún más ruido”. Además, solo se llega a una recomendación, sin ir más lejos en el procedimiento.
En cuanto a situaciones que terminaron de la peor manera, incluso trágica, está el caso (aún impune) de Gabriel Eiriz, vecino de La Lonja asesinado en 2013 días después de que denunciara la organización de fiestas clandestinas en una quinta ubicada a metros de su casa.

Opciones
Es decir, que ante ruidos molestos las opciones son el diálogo, la convocatoria a las autoridades y la propuesta de una instancia de mediación. En este sentido, desde Mediación Comunitaria aconsejan “saltear” el llamado a la policía o la patrulla y acudir directamente a sus oficinas (Moreno 681, a metros del nuevo Concejo Deliberante).
“No es necesaria la opción policial –comentó González-, primero hay que tratar de llegar a un diálogo a través de este espacio”. El objetivo del encuentro con un moderador de por medio “es que el vecino que provoca el ruido pueda ponerse en el lugar del otro, y vea de qué manera –sin interrumpir su momento de disfrute- puede atemperar ese sonido para que no afecte a los demás”.
En 2015, el 38% de las mediaciones correspondieron a casos vecinales: el podio estuvo integrado por cuestiones de convivencia (diferentes aspectos de la relación entre las partes), medianería (límites, roturas, construcciones y demás) y –precisamente- los ruidos molestos.
El problema no cesa y se replica en cada localidad. Mientras tanto, a pesar del esfuerzo de algunas instituciones, se depende de la voluntad que exista para bajar el volumen. 

13%
de los asuntos vecinales atendidos por el área de Mediación Comunitaria en 2015 correspondieron a ruidos molestos.

El dato
A nivel nacional, varias ONG se ocupan del tema, como la Red de Vecinos Contra Ruidos Molestos, o el sitio unidosporelsilencio.blogspot.com.ar.
 
“A veces hay desconfianza entre los vecinos, algunos hasta tienen miedo de ir a hablar porque piensan que pueden ser agredidos”.
Mirta González.
 
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