En Derqui, un nuevo capítulo de “La esquina de la vergüenza”

Así fue bautizada años atrás. Muestra baches, falta de veredas, zanjas obturadas por residuos, altos pastizales y aguas servidas. Ahora se le suman los vuelcos de una estación de servicio.

19 de abril de 2013 - 00:00

Pasan los años y los delegados municipales, pero la esquina de Tucumán y Almafuerte sigue en pésimo estado. Hace menos de un año este medio la calificó como “La esquina de la vergüenza”; eso bastó para que en el barrio Monterrey, de Presidente Derqui, todos la ubiquen sin necesidad de recordar los nombres de sus calles.

Lo que parece restos de una fuerte explosión está en Almafuerte y Tucumán, a una cuadra de la ruta 234 sobre el ingreso a la ciudad. En los últimos cinco años sus vecinos reclamaron y buscaron, en vano, que la reparen. Se cansaron de las postergaciones de la delegación municipal y acudieron a los medios de prensa.

Recién allí el obrador municipal intentó alguna mejora que, en pocos meses, resultó como dicen los afectados: “Fue peor el remedio que la enfermedad”. Se trata de vecinos que aseguran pagar regularmente las tasas municipales e impuestos provinciales.

La descripción es casi la misma: un gran bache entre dos montículos de tosca y piedra y, a escasos metros de esa trampa para quienes la desconocen, otros dos anchos y profundos pozos; todo se completa con la total falta de veredas, zanjas obturadas por residuos, altos pastizales, aguas servidas y, en verano, olores nauseabundos. Pero las cosas siempre pueden empeorar: en los últimos meses los baches se llenan con una descarga líquida proveniente de una estación de servicio que está en la otra esquina que da a la ruta 234.

“Eso ocurre de vez en cuando, no sabemos si tienen alguna bomba rota o qué, pero la descarga viene del sector trasero de la estación y como aquí hay un tapón se forma un lago”, dijeron tres vecinos sobre las aguas que se acumulan frente a sus viviendas.

“No sabemos por qué nadie repara este espanto, y luego se enojan si tomamos alguna medida para que nos presten atención”, agregó uno en alusión a que, dos años atrás, con maquinaria pesada los vecinos cortaron el paso cavando un pozo que atravesaba la calle.

El tránsito estuvo interrumpido unos dos meses hasta que el ex delegado municipal Eduardo Mancini, cambió los caños de desagües rotos, tapó los baches, limpió las zanjas, y cerró el pozo con tosca y piedras balastro que le donaba el ferrocarril San Martín.

Pero entonces se formaron dos peligrosos montículos, y los baches en pocos meses quedaron al descubierto, se agrandaron más, y ahora se llenan con agua entremezclada “con no sabemos qué cosa”, dijeron los vecinos sobre la descarga de la estación de servicio.

“Ahora hay otro delegado que dice trabajar mucho en la calle, lo felicitamos y esperamos verlo muy pronto en nuestra deteriorada esquina”, dijeron los que ya no saben a quién recurrir “para mejorar solo un poquito nuestra calidad de vida”.

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