Al cumplirse un año del crimen de Carla Milens se inauguró anoche un monolito que lleva el nombre de varias víctimas de la inseguridad y la impunidad en Pilar.
Del acto, que se llevó a cabo en la plazoleta del tanque de agua en el ingreso a Pilar, participó un centenar de personas que escucharon las palabras de los familiares de cada una de las víctimas que todavía no encontraron justicia por sus crímenes.
Entre los presentes estuvo Juan Carlos Blumberg, padre de Axel, el joven que en marzo del 2004 fue víctima de un secuestro exprés que terminó con su muerte. A su vez, se proyectó un video recordando a Gisella Vallejos, Desiderio Soriano, Jorge Basualdo, Yanina Lovera y Carla Milens. También se recordó a Pablo Mazetelle, Sandra Almirón y Carlos Lambert, también asesinados y a la espera de justicia.
El encuentro tuvo como momento culminante el descubrimiento del monolito. Fue muy emotivo y contó como principal reclamo el hallazgo de la verdad, la justicia y el pedido de apoyo a la sociedad y de no olvidar a las víctimas.
En el descubrimiento del monolito, Claudio Milens, padre de Carla, señaló: “éste es el esfuerzo de todos, los que nos acompañaron en las marchas, los que luchan por encontrar justicia. Y a aquellas personas que tienen la suerte de no tener el nombre de un familiar en él, por favor que lo sientan propio, lo cuiden y lo respeten”, lanzó Milens y cerró: “sepamos que juntos podemos, que en Pilar se puede, a pesar de las autoridades que tenemos, se puede”.
Recuerdo
Milens fue el primero en subir al escenario y allí recordó que el 12 de junio del año pasado, asesinaron a su hija de 19 años, cuando salía de trabajar. La chica fue encontrada sin vida en una construcción abandonada que se hallada a metros de su casa en el barrio El Manantial. “Es un momento muy difícil para mí, pero quiero agradecerles a todos por acompañarnos”, lanzó e invitó a subir a Susana Aguiar, mamá de Gisella Vallejos, asesinada en el 2000, cuando tenía 18 años.
Junto a sus hijos, Camila y Juan Ignacio, Aguiar recordó lo chiquitos que eran cuando asesinaron a su hermana y lanzó: “justicia para mi hija, no a la libertad de su asesino”. Es que Ariel Leiva fue condenado en 2006 a 14 años de prisión por el crimen de la joven y ya tramita su libertad condicional.
Luego subió Violeta Rossi de Mazetelle, madre de Pablo, asesinado en 2002, en un supuesto asalto, cuando se desempeñaba como secretario privado del por entonces intendente Sergio Bivort.
“Que haya justicia, si no es ésta, será la divina. Nos destruyeron la vida a todas las familias de las víctimas y tenemos que estar unidos y luchar para que estos hechos no se repitan”, dijo Rossi.
Llegó el turno de Germán Soriano y sus hermanos, hijos de Desiderio Soriano, el hombre de 72 años asaltado y brutalmente golpeado al salir de un bar de Villa Buide y que falleció de un derrame cerebral que le provocaron los golpes.
“Lo que pedimos es justicia para que nuestros muertos puedan descansar en paz y un cambio en la legislación, para que nosotros podamos dormir tranquilos”, señaló Germán, señalando que a su papá lo atacaron menores de edad que están libres.
Impunidad
Otro de los casos ocurridos el año pasado, un mes antes del crimen de Carla, fue el de Yanina Lovera. La joven de 20 años salió a bailar y no regresó. Tres días después fue hallada asesinada en un camino que une el Parque Industrial de Pilar con la ruta 6 en Los Cardales.
Su madre, Cristina de los Santos dijo a los presentes: “mi hija era una chica de bien, una chica de familia y le arrebataron la vida” y agregó: “esto tiene que cambiar y la justicia tiene que llegar, no podemos vivir asustados y pensando lo peor cada vez que nuestros hijos se retrasan, necesitamos que se conozca la verdad”.
Luego, Miriam y Paula Basualdo, hijas de Jorge. El hombre salió del mismo bar Los Gurisitos en el que estuvo Desiderio Soriano cinco meses más tarde y tuvo el mismo final, una brutal golpiza que le provocó heridas de muerte.
“Sólo pedimos justicia, nuestro papá no se merecía morir así”, dispararon.
También fue invitado al escenario, Claudio Almirón, hermano de Sandra, la docente asesinada en 2009 cuando tres delincuentes, entre ellos dos menores de edad intentaron robarle su automóvil al llegar a su casa del barrio La Alborada de Presidente Derqui.
“Por mi lamentable experiencia tuve que aprender un montón de cosas y tengo los brazos abiertos para ayudar a quien lo necesite, estoy a disposición para apoyarlos, darles fuerza u orientarlos legalmente, aunque no soy abogado, pero tuve que aprender”, señaló y cerró: y por supuesto un incansable pedido de justicia”.
También se presentó Delia Lambert, madre de Carlos Lambert, un cabo principal de la armada que fue acribillado a balazos cuando llegaba a su casa de Presidente Derqui en el 2003.
“Nunca supe por qué me lo mataron, nunca nadie me explicó nada y sus asesinos caminan libremente por el barrio y pasan frente a mi casa”, aseguró entre llantos la mujer.