Los comerciantes piden un puesto de control en ruta 8 y Sanguinetti.
Luego de una seguidilla de robos ocurridos en comercios ubicados sobre la ruta 8, en el ingreso a la ciudad de Pilar, los dueños de los locales se reunieron al cierre de esta edición con las autoridades policiales del distrito, para pedir un control más exhaustivo en las calles.
Uno de los impulsores del encuentro –que se llevó a cabo en la sede de la Sociedad de Comerciantes (SCIPA)- fue Sebastián Ventura, encargado de una pinturería de Sanguinetti y ruta 8. El comerciante fue víctima de un asalto en los últimos días, y ayer relató el hecho al programa Materia Prima (FM Plaza 92.1): “Al negocio llegaros dos hombres en moto, ambos con casco. Al entrar sacaron armas de fueron, calibre 45 y 38 largo, nos golpearon y sacaron la recaudación del día. Nos pedían más plata, pero no teníamos”.
El hombre remarcó que “por acá pasan patrullas pero nadie mira, nos podrían haber matado, uno tiene familia, y hoy ustedes podrían estar hablando de que mataron a una persona”. El negocio está instalado en ese lugar desde hace un puñado de semanas, y Ventura indicó que “no hay control, las patrullas pasan más después de que uno hace la denuncia, pero no miran”.
Por esto, impulsó la reunión SCIPA con el objetivo “de juntarnos con el comisario (Fernando Márques) para hacerle propuestas y que las estudie también el Municipio”. En este sentido, Ventura adelantó que “junto con Abel González -empresario inmobiliario- vamos a proponer que en la ‘isla’ que queda en el boulevard de Sanguinetti y ruta 8 pongan una garita de control, es decir, en el ingreso y egreso a Pilar”, afirmando que “los demás comerciantes apoyan la medida”.
El comerciante agregó que “quizás nos van a decir que no se puede, pero yo creo que sí, la Federal lo hace. El problema es que a Pilar viene la Gendarmería durante tres días y después desaparece”.
Por otra parte, aseguró que en los últimos tiempos hubo más locales asaltados en la misma zona, “pero no hicieron la denuncia, yo sí la hice”. Además, con respecto a la cercanía con la sede de la Policía Distrital, el comerciante comentó que “los patrulleros pasan porque el edificio está cerca, pero no miran”.
Y, con respecto a su actividad diaria, expresó: “Tenemos que atender a la gente con puertas cerradas. Yo no puedo salir a hacer el trabajo de la policía, yo me dedico a vender pintura. Acá pasan motochorros y la policía no se da cuenta, no controla”.