El alambrado de la calle Chillán fue derribado. Dicen que no volverá.
El controvertido cierre de una calle pública en el barrio Los Mirasoles de Pilar sigue generando polémica. Pero para tratar de apaciguar los ánimos, el intendente Humberto Zúccaro recibiría mañana a los vecinos que promovieron la medida y a los que se oponen al bloqueo con la intención de acercar posiciones.
El sábado último se produjo un primer acercamiento informal entre las partes en conflicto y habría surgido un principio de acuerdo que consistiría en que los portones que obstruyen calles públicas permanezcan cerrados sólo durante algunas horas, de manera que el cierre no perjudique a quienes utilizan Chillán –la calle bloqueda- para llegar a sus trabajos.
La idea de los impulsores del cerco es que, al impedir la libre circulación, se le dificulta el accionar a los delincuentes y se favorecen las tareas de vigilancia de la custodia privada que recorre el barrio. La aparente sintonía que parecen haber alcanzado en las últimas horas los vecinos enfrentados por este tema controvertido podría convertirse en un acuerdo en la reunión de mañana con el jefe comunal.
En sus únicas apreciaciones sobre el tema polémico, Zúccaro, a través de su vocero de prensa, había salido a admitir que el Municipio no autorizó el bloqueo de Chillán, entre Chubut y Potosí, a escasos metros del acceso principal al country Mailing.
Sin embargo, el intendente quiso dejar en claro que, si bien él no otorgó el visto bueno para que los vecinos de Los Mirasoles procedieran al cierre de calles para evitar robos, la “prioridad es la seguridad”.
De esta manera, el mandatario pilarense dejó entrever que estaría de acuerdo con los cercos colocados en el barrio en cuestión para obstruir la circulación, dificultar el accionar de los delincuentes y facilitar el control que ejercen los custodios privados que prestan servicio en esa zona.
La obstrucción “ilegal” de la calle pública había generado el reclamo indignado de un grupo de vecinos que utilizan diariamente esa arteria para dirigirse a sus lugares de trabajo y que ahora, debido al bloqueo, deben realizar varias cuadras más caminando.
Concretamente, ese hecho controvertido genera, por ejemplo, que muchas personas que habitualmente transitan Chillán para atravesar Los Mirasoles y concurrir a trabajar al country Mayling -cuyo acceso principal se encuentra a metros del “cerco ilegal”- deban desviarse unos 800 metros para poder llegar a destino como consecuencia del premeditado bloqueo de la calle pública que dejó de serlo.
Más portones
Pero ese no es el único cerco que cercena la libertad de transitar por Los Mirasoles. Porque también en la calle La Florida entre Charcas y La Colectora Este de la Panamericana, y en Charcas entre La Florida y Pichincha existen portones que permanecen abiertos durante el día y se cierran por las noches.
El bloqueo afecta además a trabajadores del country Village ubicado sobre la calle Chubut y de algunos comercios que se extienden a lo largo de esa misma arteria entre la Panamericana y la ruta 25.
Cabe recordar que el alambrado con que vecinos del barrio Los Mirasoles habían cerrado en los últimos días el paso vehicular por la calle Chillán amaneció derribado el viernes último, y con los postes de cemento destruidos.
Según la voz que corre por el barrio, una camioneta lo habría embestido intencionalmente el jueves por la noche. Abrió así otro capítulo en la disputa que pone en contradicción dos derechos: la seguridad y la libre circulación. Ahora, los vecinos que pretenden restringir el paso de vehículos tendrían una nueva apuesta: alquilar las calles para cerrarlas legalmente.
Para tratar de explicar lo que muchos consideran inexplicable, los residentes del barrio Los Mirasoles que impulsaron el bloqueo argumentan que así facilitarán la vigilancia.
Candidato contra el cierre
El primer candidato a concejal del Frente Amplio Progresista, Miguel Gamboa, se refirió durante el fin de semana a la polémica desatada por el cierre de una calle del barrio Los Mirasoles. “Queremos integrar a Pilar, y cerrando calles de los barrios que son de todos los vecinos no lo vamos a poder lograr. Hay que reforzar muchísimo la seguridad de la población, y no que el vecino se encuentre cada vez más desintegrado y aislado, por temor a que le suceda algo malo”, sostuvo.
En el mismo sentido, agregó: “La solución de la inseguridad no se soluciona con un alambrado y un portón, esa receta ya fracasó. Hay que luchar muy fuerte contra el delito, pero más aún, con las causas que lo genera”.