Un árbol bloquea la calle. La escena, en el barrio La Alborada.
Fueron 45 minutos intensos donde las ráfagas de viento y lluvia se ensañaron con sectores arbolados, carteles, techos de humildes viviendas y todo lo que pudieron arrasar. Como en el resto del distrito de Pilar, la ciudad de Presidente Derqui y sus barrios sufrieron la furia de la naturaleza del lunes que, además, los dejó sin energía eléctrica por más de 24 horas en la mayoría de los casos, y en otros aún al cierre de esta edición.
La ruta 234, o Avenida Presidente Perón daba las primeras muestras a la altura del club de campo Martindale. Allí, varios gajos gruesos de la añosa arboleda de su frente habían cedido bajo la fuerte presión del viento. Pero no cayeron directamente al suelo sino sobre los cables de alta tensión, y eso implicó arrastrar los postes de madera de Edenor. En la mañana de ayer casi la mitad del country carecía de energía eléctrica y la empresa no sabía cuándo podría reponer el suministro. Unas pocas cuadras más, en dirección a la ciudad de Derqui, otro ejemplo del temporal se podía ver sobre El Cardenal y Las Magnolias del barrio La Alborada. Un pino de varios metros fue derribado sobre Las Magnolias y, como en el caso anterior, arrastró los cables eléctricos y postes. Algunos vecinos colocaron una suerte de vallado con sogas y bolsas de plástico atadas para que los vehículos evitaran pasar ante una potencial descarga eléctrica. En este caso tampoco tenían certeza de cuándo la empresa solucionaría el problema. En tanto, ya casi sobre la entrada a la ciudad, el barrio Villa Blanca mostraba al delegado municipal Eduardo Mancini junto a una cuadrilla del obrador retirando grandes gajos, de los eucaliptos, caídos a la vera de la ruta.
Es que por los vientos del lunes se desplomaron sobre esa arteria provincial y sólo el arduo trabajo de los Bomberos Voluntarios permitió que luego de unas dos horas el tránsito se reanudase.
Teléfonos
El problema se extendió hasta las comunicaciones porque muchos cables de la cooperativa telefónica fueron cortados o arrastrados por postes. Los mismos bomberos derquinos se quedaron sin teléfono de línea y sólo podían manejarse por celular.
El centro también se vio afectado. Dos ejemplos: el grueso cartel metálico de publicidad de una agencia de seguros, sita al 600 de Moreno, y la mitad de la marquesina de una casa de artículos del hogar que está en Eva Perón. En el primer caso una ráfaga de viento le arrancó el cabezal que quedó colgando hasta que su dueño logró terminar de sacarlo antes de que cayera sobre un vehículo o peatón; y en el segundo el ventarrón huracanado se llevó por los aires la cartelería y luminarias que terminaron de caer sobre las vías del ferrocarril San Martín.
El caso más dramático tuvo lugar en el barrio Los Laureles, en la esquina de Suipacha y Filipinas. La furia de la tormenta no tardó en arrancar, levantar y arrojar sobre la calle un eucalipto de más de 6 metros. El árbol estaba en el terreno de la casa de un vecino, y no sólo cortó el paso de la calle y enganchó todo el cableado de la cuadra sino que además, su copa cayó sobre la vivienda de enfrente. En consecuencia le tiró abajo el equipo de aire acondicionado, y le rompió algunas partes de material del techo y frente.
Fueron los bomberos quienes cortaron algunas partes para que pudieran salir por la puerta principal. Al igual que en todos los casos anteriores, los cables de alta tensión y hasta las respectivas bajadas domiciliarias quedaron truncas “y largando chispas del contacto de la electricidad con la lluvia por varios minutos”, recordó el presidente de los bomberos, Horacio Curti, al tiempo que agregó: “vallamos todo, alertamos a los vecinos y a Edenor, luego nos retirarnos porque se podía dar un desenlace trágico si alguno de nosotros era tocado por un cable”. El trabajo del cuerpo solidario fue intenso y, según el mismo Curti, los pedidos de auxilio por caídas de árboles y hasta precarias viviendas que se quedaron sin techo en segundos fueron más de diez en menos de una hora.