Mejora la niña de Fátima que recibió un trasplante de corazón

Natalia Prodolliet se recupera en el hospital Elizalde. Padecía una miocardiopatía dilatada y recibió el corazón de un adulto. Su padre es optimista y quiere concientizar sobre la importancia de donar órganos.

16 de octubre de 2011 - 00:00

 

El Dr. Florentino Vargas encabezó la intervención.

 

 

Cuando se cumplen tres días del complejo trasplante de corazón al que fue sometida, Natalia Prodolliet, la niña de 12 años de Fátima que fue intervenida en la madrugada del jueves continúa con una alentadora recuperación en el hospital Pedro de Elizalde.

“Está evolucionando favorablemente”, confirmó Fabián Prodolliet, el padre de la nena, a El Diario. Con mesura aunque optimista, el hombre destacó que “gracias a Dios y a los familiares de los donantes se está recuperando”.

Así, Prodolliet afirmó que “antes de que se cumplieran las 24 horas del trasplante le sacaron el respirador y ya está comiendo”. Por este motivo, pese a encontrarse internada en una sala de aislamiento debido a los riesgos del postoperatorio pudo recibir la visita de sus padres.

“Anoche estuve con ella, habla poco y se dormita, está un poco dolorida pero con buen ánimo”, recordó el hombre que vive junto a su familia en Fátima y que se dedica al reparto de artículos de librería.

Aunque es temprano para hablar del alta médica, el papá de Natalia se aferra a las palabras de los médicos que le afirmaron que “evoluciona mejor de lo que se esperaba”.

Desde hace 15 días Natalia se encontraba en estado de emergencia nacional debido a una miocardiopatía dilatada que padece desde los tres meses de vida y se agravó en el último mes.

La niña fue intervenida entre el miércoles y el jueves en el hospital Pedro de Elizalde de la ciudad de Buenos Aires. El corazón llegó desde la ciudad de San Rafael, de la provincia de Mendoza. Aunque se trata de un donante adulto con una contextura notablemente mayor a la de Natalia, el trasplante fue posible dada la capacidad torácica de la niña debido precisamente a la dilatación que padecía su corazón.

El coordinador del Equipo de Trasplante del hospital Elizalde, Ricardo López, y el jefe de Cirugía Cardíaca y Trasplante del Argerich, Victorio Piccone, fueron los encargados de viajar en busca del corazón para Natalia y evaluar si el donante era apto.

 

Historia

Demasiado temprano llegó la noticia que cambiaría la vida de Natalia y la de toda su familia. A los tres meses de vida en el hospital de Moreno –distrito donde vivían entonces los Prodolliet- le diagnosticaron un cuadro de bronquiolitis que derivó en el alojamiento del virus en el corazón.

Esto desencadenó una miocardiopatía dilatada del ventrículo izquierdo, lo que obligó a la niña a vivir bajo tratamiento desde entonces. A tal punto llegó la gravedad del cuadro que la entonces bebé llegó a sufrir un paro cardíaco.

Sin embargo, la patología fue estabilizándose y pudo ser controlada durante toda la infancia, lo que le permitió llevar una vida acorde a la de cualquier chico, más allá de los cuidados necesarios. “La idea era estirar el trasplante lo más que se pudiera, sabíamos que podía hacer un click y mejorar o todo lo contrario, y al final empeoró”, contó el padre. 

No fue hasta la pubertad cuando la enfermedad empezó a hacer mella en la salud de la chica.

“Fue después del desarrollo –continuó- el crecimiento espontáneo de la adolescencia hizo que el corazón fuera insuficiente para abastecer el nuevo organismo, eso lo lleva a dilatarse más y no tenía fuerza para bombear para todo el cuerpo”.

 

Mensaje

Las complicaciones se iniciaron hace unos cuatro meses y los cuadros se agudizaron unos 30 días atrás cuando Natalia fue hospitalizada por dos semanas. A los 7 días de recibir el alta debido a una nueva complicación volvió definitivamente al hospital donde fue trasplantada el último miércoles.

Por lo irreversible de su situación, Natalia ingresó en la lista de espera del INCUCAI hace dos meses y debido al último agravamiento, días atrás había alcanzado el estado de emergencia nacional.

Su caso tomó carácter público en las últimas horas y según su papá esto tiene un claro propósito. “Queremos dar un mensaje, que la gente sepa que el INCUCAI es transparente, que los médicos argentinos son eminencias, que los hospitales públicos son bárbaros y que vivimos en un país que es grande”.

“Muchas veces –continuó- hay mitos con respecto a la donación de órganos, pero es todo muy transparente y realmente salvan vidas”.

 

Quiere volver a los rollers

 

“Es una chica llena de vida, dinámica, que tenía una vida normal con sus compañeras”, afirmó Fabián sobre la menor de sus hijas.

Natalia vive con su familia –sus padres y dos hermanas mayores- en la localidad de Fátima.

“Le gusta andar en rollers y caminaba 1 kilómetro cuando volvía del colegio”, aseguró su padre para ilustrar la vitalidad de la alumna de la Escuela Media 9 donde esperan por su regreso.

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