“No a la discriminación”, el pedido de vecinos de Los Cachorros.
“Lo que hay que hacer con estos peruanos, es agarrar una camioneta y pasarlos a todos por arriba”, expresaba hace meses atrás un concejal oficialista, en medio de un conflicto por la posesión de terrenos. La frase coincide con una serie de situaciones que se han presentado en los últimos tiempos en Pilar, a raíz de determinados hechos puntuales, con un denominador común: la expresión de actitudes discriminatorias y, en algunos casos, sus denuncias.
Las temáticas son variadas: puede tratarse de terrenos ocupados, supermercados, viajes en colectivo o preferencias sexuales, pero en mayor o menor medida en todos ellos han aparecido dosis de discriminación.
Las voces más recientes se oyeron a raíz de la trágica muerte de Horacio Flores, el niño de 8 años atropellado por un motociclista el viernes pasado, cuando salía de la Escuela 5, de Villa Astolfi. A partir del hecho, miembros de la numerosa colectividad boliviana que vive en la zona –Horacio era hijo de bolivianos- aseguraron que por su origen son constantemente dejados de lado, y hasta agredidos: en este sentido, denunciaron que los choferes del colectivo no los tratan como debieran.
Francisco, lector de El Diario, señaló a principios de esta semana: “Viví durante 8 años al lado de la Escuela 5 y la empresa en ese momento era “San José SRL”. Los choferes eran los mismos de ahora y los problemas con las comunidades extranjeras también. Era común ver que después de tocar timbre cuatro o cinco veces, los dejaban varias paradas después aduciendo: ‘no lo escuché’. Era común bajarse varios metros después de la Escuela 5 (donde yo me bajaba) y que el chofer me dijera ‘perdón, flaco, pero es que me suben todos estos pendejitos bolitas’”.
Algo similar indicó Juan Carlos Quiroga, miembro de la colectividad, quien afirmó que algunas veces el colectivo no se detiene, y que hasta fue insultado por los conductores, denuncia que fue apoyada por varios padres de alumnos de la escuela.
La xenofobia también aparece con fuerza cuando se habla de terrenos en conflicto, ya sea por usurpaciones o estafas cometidas por alguna persona que “vende” a bajo precio una porción de tierra que no le pertenece. En este caso, muchos presuponen que los ocupantes de estas parcelas son de nacionalidad paraguaya. Desde este verano, con las inundaciones en el barrio La Lomita, la denominación “paraguayos usurpadores” ha estado en boca de más de un vecino.
En los últimos días, un grupo de gente que asegura haber sido estafada por una persona que les vendió terrenos en Los Cachorros fue a protestar al Municipio. A pocos metros, una funcionaria le preguntaba a su interlocutor: “Estos son todos paraguayos, ¿no?”, para completar con su propuesta: “Hay que cerrar las fronteras, para que dejen de entrar”. Una solución menos violenta que la camioneta del concejal, pero no menos discriminatoria. Sin olvidar, además, los golpes que algunos empleados estatales les propinaron a los vecinos que fueron a reclamar a las puertas del palacio municipal, cuando ocurrió el caso de La Lomita.
Minoridad
Quizás no sea lisa y llanamente discriminación, aunque sí un prejuicio: semanas atrás, el Concejo Deliberante estuvo a punto de reglamentar un toque de queda que habría sacado de las calles a los menores de edad en horas de la noche. El proyecto recibió tantas críticas que finalmente se dio marcha atrás con su tratamiento, ya que podía ser tratado de inconstitucional.
No obstante, nada pudo borrar esa presunción de que quien realiza disturbios en la vía pública durante los fines de semana es menor de edad, aunque numerosos ejemplos demuestran que esto no es excluyente.
Finalmente, la que sí parece haber prosperado es la idea de castigar a los padres con multas o trabajo comunitario por las infracciones que pudieran cometer sus hijos, aunque el intendente Humberto Zúccaro haya anticipado que podría vetar algunas cuestiones.
Noche gay
En medio de las manifestaciones discriminatorias que se han advertido en las últimas semanas, el boliche Cuernavaca –reducto histórico de la noche pilarense- organizó anoche la primera fiesta “gay friendly” del distrito. Desde que se supo la noticia, varios comentarios en contra llegaron a oídos de los responsables del lugar, quienes decidieron no alterar sus planes.
Barreras
Invasión amarilla, desde las góndolas
Desde que los supermercados manejados por chinos comenzaron a multiplicarse, no sólo en Pilar sino en todo el país, suele escucharse la misma frase: “de noche, los chinos apagan las heladeras para ahorrar energía, cortando la cadena de frío de los productos”. En los últimos días, desde el Concejo Deliberante se sumó el concepto de que los comerciantes de esa nacionalidad son evasores de impuestos.
Un proyecto que finalmente no fue presentado en el HCD esgrimía como principales restricciones la exigencia de que para abrir un supermercado los comerciantes acreditaran una antigüedad de cuatro años como residentes en el distrito, prohibiendo que se radicaran a menos de cuatro cuadras de otro supermercado ya instalado. Finalmente, se resolvió ocuparse de un anteproyecto que no hace referencia específica a los ciudadanos chinos, pero que de todas maneras contempla un pedido de residencia en el distrito, con un mínimo de dos años.