Antonio, reconocido vendedor del centro, dice que es récord la salida de banderas y escarapelas. También se refleja en las vidrieras. Entre el fervor patrio y el Mundial.
En vísperas de los festejos por los 200 años de la Patria, la ciudad se tiñó de celeste y blanco. Las vidrieras céntricas, los puentes de la Panamericana y los edificios públicos se volcaron a la decoración con insignias patrias. Y a diferencia de años anteriores, el furor también alcanzó a la gente: se multiplicó la demanda de escarapelas y las banderas se agotan en pocas horas.
¿Patriotismo circunstancial, cercanía con el mundial de fútbol, oportunismo comercial? Quizás la explicación del fenómeno “Bicentenario” tenga un poco de cada una de esas variables. Lo cierto es que en los últimos días el distrito se vistió de albiceleste y los pilarenses no se quedaron atrás en la compra de merchandising alusivo.
Banderas para el balcón, para el auto, moños decorativos, paraguas, escarapelas. Desde 50 centavos a 32 pesos, las opciones para ponerse a tono con la Semana de Mayo se adaptan a todos los bolsillos.
Negocio Bicentenario
Instalado en el cruce de ruta 8 y Avenida del Tratado desde el año 1984, el vendedor ambulante Antonio Espasa sabe de lo que habla cuando asegura que “este año se vendió más que otros, se nota en las escarapelas, todo el mundo quiere tener una”.
Con el stock de banderas agotado –afirma que “volaron” las de 20 pesos, de 1,60 metros - interrumpe la entrevista para vender a 10 pesos una bandera para el auto a un conductor parado en el semáforo. “Estas son las que más salen”, afirmó Espasa y a juzgar por los vehículos que circulan, no está equivocado.
Sin embargo, pese al entusiasmo por las ventas, aportando una cuota de realismo al análisis el hombre reconoció que “es cierto que este año es diferente pero siempre los 25 de mayo previos a un mundial de fútbol se vende más”.
Similar observación brindó Oscar Caprin desde su puesto ambulante ubicado en la plaza 12 de Octubre: “se está vendiendo más, incluso viene gente de otras localidades, pero creo que es más por el fútbol que está encima”.
Con el surtido de escarapelas más variado de todo el centro de Pilar –hay desde tradicionales de cinta hasta pins en forma de moños, palomas, mapas argentinos, de las Islas Malvinas, etc.-, Caprin se jacta de ser “el único que vende éstas en forma de bandera con strass”, cuyo valor es de 32 pesos.
En cuanto al resto de la mercadería, el vendedor que supo encontrarle la vuelta al negocio del Bicentenario, reconoció que “las banderas las hago yo, compro la tela y mi hija las cose”, aunque advirtió que a raíz de tanta demanda “la tela está agotada, muchos comerciantes la guardan para venderla después más cara. Yo tengo banderas pero si se agotan no voy a poder reponerlas por estos días porque hay faltante de tela”.
Por su parte, en el negocio de indumentaria “Los Cinco Hermanos”, ubicado en Rivadavia y Pedro Lagrave, no esconden la sorpresa que les provocó la rapidez con las que el público arrasó con las banderas.
“Trajimos 200 y en dos días nos quedamos sin stock en las seis sucursales, y no podemos reponer porque están agotadas”, explicó Fernanda, encargada del lugar. Según su opinión, esto se debe a que “hay mucha expectativa por la fiesta, es un momento histórico vivir los 200 años y creo que la gente y el país están necesitando un festejo de este tipo”.
Eso sí, a falta de insignias patrias –se vendían a 10 y a 23 pesos- el lugar ofrece paraguas celestes y blancos a 23 pesos.
Para los que todavía quieran decorar sus viviendas con banderas nacionales, éstas todavía pueden conseguirse en las librerías céntricas a precios que oscilan entre los 10 y los 26 pesos. En tanto que para los bolsillos más ajustados el Bicentenario ofrece opciones más económicas: las variantes de plástico pueden adquirirse por nada más que 5 pesos.
También llegó a las vidrieras
Como es tradición desde el inicio de la actual administración municipal, la Secretaría de Cultura puso en marcha el concurso de vidrieras que premia a la fachada comercial mejor decorada para la ocasión.
Así, adecuándose a la Semana de Mayo, zapaterías, negocios de ropa, librerías y hasta casas de electrodomésticos afilaron su imaginación para adecuar su ambientación a la celebración patria.
Escarapelas de papel, cotillón albiceleste, banderas y maniquíes vestidos de celeste y blanco saludan desde las vidrieras, mientras sus dueños esperan al 26 de mayo para conocer a los ganadores del concurso que otorga como primer premio una placa, junto a un cuadro con la foto del frente del lugar y un diploma.