Pasados escasos tres años desde que el Municipio remodeló completamente la céntrica plaza Antonio Toro, de Presidente Derqui, se concluyó la necesidad de un mantenimiento mensual para el paseo.
Es que la ausencia de un sereno, y en particular de un placero, le permite a los vándalos arremeter contra los asientos y varios monumentos con obscenos graffitis o directamente mal pintar los bustos de próceres.
A eso debe sumarse algunos daños mayores como el sufrido por la hélice del monumento al Comodoro Hugo César Meisner, héroe derquino, que perdió la vida combatiendo contra Gran Bretaña en las islas Malvinas durante en el conflicto bélico de 1982.
En consecuencia desde hace una semana el personal de Higiene Urbana, creado por la Municipalidad para colaborar con la empresa concesionaria Transur, asumió las tareas de repintar o limpiar, además del habitual mantenimiento del parque y árboles.
Pero todo no se remite exclusivamente a los inadaptados, ya que tampoco faltan los vecinos adyacentes al espacio verde que depositan sobre sus veredas el césped cortado o podas de sus casas.
“Creo que la necesidad de un placero es importante, pero a su vez sabemos que generalmente los maleducados que escriben groserías o pintan los bustos con aerosoles lo hacen de noche”, consideró el subdelegado de Derqui, y concejal oficialista, Alberto Zapata.
Un claro ejemplo de la total impunidad que gozan se demostró cuando los trabajadores los repintaron y al cabo de escasas 48 horas estaban nuevamente escritos o pintarrajeados. Inclusive el ex senador José Molina, que vive a pocos metros de la plaza, fue víctima de un grosero insulto escrito en grandes letras rojas, que esta semana iba a ser tapado.
Hasta ahora, el único que no fue atacado es el que homenajea a las madres, pero los cuatro restantes sufrieron nefastas consecuencias, al igual que los asientos de cemento de sus cuatro alas.
Sin sereno
Cuando la principal plaza de Derqui estaba siendo reformada, tanto en el Municipio como en la delegación, se afirmaba que una vez finalizadas las obras se incorporaría un sereno y un placero, justamente, para intentar erradicar a los malhechores y hasta delincuentes que cometían asaltos en horas nocturnas. Es más, ambos contarían con una radio para alertar inmediatamente con la Comisaría 2ª.
Sin embargo esas teorías nunca se plasmaron en realidad y ahora están las consecuencias porque el constante material de pintura y otros elementos imprescindibles los debe aportar semanalmente la Comuna.