Personajes del año: la alegría pintada de celeste y blanco

Tras un buen primer semestre en Gimnasia, Gastón Díaz pasó a Racing y en su primer torneo se consagró campeón. “Es un momento inolvidable, conseguimos algo muy importante”, dijo.

 

26 de diciembre de 2014 - 00:00

Por Maximiliano Domenech

Poco menos de 30 años tiene Gastón Díaz; 27 para ser concretos. Pero con la que acaba de dar, envuelto en la camiseta celeste y blanca de Racing, el pilarense ya aquilata tres vueltas olímpicas, un lujo que pocos se pueden dar en la foto actual del fútbol argentino. Y en todas esas consagraciones tuvo un rol preponderante, incluso cuando en las dos primeras lo hizo desde un puesto como el de lateral que siempre queda rezagado en la consideración popular.

Y pensar que hace poco más de un año, cuando su nombre empezó a sonar como refuerzo para Boca Juniors, alguien en la Ribera lo catalogó de exjugador. Tras una buena temporada en Gimnasia y Esgrima de La Plata que le permitió recuperar rodaje y confianza, y acostumbrarse a la posición de volante, le llegó la chance de pasar a un grande como la Academia y la aprovechó de punta a punta.

Arrancando como 4 y luego con la vuelta de Iván Pillud acomodándose de 8, el Mono fue titular en los 19 partidos del torneo, convirtió un tanto clave y además le agregó a su CV una cualidad que hasta ahora había pasado inadvertida: La asistencia. Es que metió siete en todo el certamen y fue de los más productivos en ese rubro en toda la temporada.

Por todo eso, el muchacho de Villa Mora II no duda en calificar su momento como “inolvidable”. “Estoy muy feliz. Sabemos que conseguimos algo muy importante para el club, para nosotros, para la institución y lo estamos disfrutando”, señaló.

En rigor, de disfrute entre afectos, poco y nada en grande ya que entre la requisitoria de los medios y los preparativos para su casamiento (el jueves contrajo enlace por civil y sábado por iglesia con Daiana) no tuvo tiempo para casi nada más. Es más, las urgencias por su matrimonio le impidieron participar de la visita que el plantel de Racing hizo a la Casa Rosada. “No tuve el gusto de ir, pero había estado en 2009 con Vélez”, recordó.

“Me invitaron de muchos medios pero lo llevo bien”, aseguró, al tiempo que destacó la importancia del logro: “No se sale campeón siempre, así que hay que festejarlo por lo menos hasta que volvamos a trabajar en la pretemporada”.

Es que así como en su carrera hubo lugar para muchas buenas, también las malas ganaron lugar y por eso la celebración. “Lo disfruto mucho porque desde el primer título con Vélez hasta ahora tuvo traspiés. Además, Racing es un club grande y salir campeón es algo inolvidable”, remarcó. Y subrayó que en relación a aquellas conquistas velezanas “hoy estoy más maduro en lo profesional, en lo individual y en lo personal”.

Se sabe, el rol de la familia es clave en los deportistas de elite y  el Gato lo tiene claro, por eso no deja pasar por alto que “mi familia me ha cambiado la vida. Estoy muy feliz por todo lo que está pasando, porque en las malas siempre estuvieron y que ahora disfruten este momento es muy lindo”.

En cuanto a lo deportivo, Gastón dio muestras de su humildad al reconocer que “este año me tocó tener mucho protagonismo” y elevó su pedido para 2015 al desear que “ojalá el año que viene en la Libertadores pueda ser protagonista otra vez”. Además tuvo palabras de elogio para el capitán académico, Diego Milito. El de Villa Morra II aseguró que “no nos caga a pedos, no grita pero siempre alentando”. “Habla mucho en la cancha porque es un jugador totalmente distinto. Esta bueno tenerlo en Racing y disfrutarlo”, alabó.

Sobre Racing, el pilarense exaltó a la institución pero sobre todo a sus hinchas. “Es un club grande y se siente mucho en la gente. Uno va a cualquier lado y la gente de Racing esta siempre. Hay muchos hinchas y uno agradece que te saluden, que se acerquen o te paren. Eso es muy lindo”, comentó.

Gastón dijo llevarse “bien con el cariño del público” y explicó los motivos: “Mis hermanos son fanáticos y les gustaría conocer algún jugador y que los traten bien por eso cada vez que se da una situación de foto o autógrafo, me paro y trato de quedarme un rato para darle una alegría a la gente”.

Su lugar

Más allá de los trofeos levantados y los elogios recibidos, Gastón sigue siendo el mismo pibe que arrancó en el baby de Sportivo y en un estadío posterior, hacía el bolsito para entrenar a diario con las inferiores de Vélez Sarsfield. Eran tiempos de sueños e ilusiones que nunca se irán de su cabeza. Por eso, Pilar y su gente siempre están presentes.

“Estuve por Pilar en la semana pero solo para saludar a la familia porque entre los festejos y los preparativos para el casamiento se me complicó. No anduve todavía por la ciudad para ver a la gente que me ha apoyado siempre. Sportivo como Abrojal, fueron dos clubes que no voy a olvidar nunca. Creo que no hay que olvidarse del pasado”, contó.

Y lo suyo en relación al compromiso con su gente no solo son palabras. Este año, como viene ocurriendo en las últimas temporadas, volvió a armar un lindo evento para el Día del Niño, con juegos y sorteos para quienes fueron sus vecinos y hoy lo tienen como ídolo. Son los mismos que, más allá de sus gustos futboleros, gritaron el gol ante Rosario Central como propio y el domingo 14 dieron la vuelta olímpica junto a el.

Mientras tanto, lejos del ruido, Gastón cerrará el 2014 con otra gran noticia ya que anoche se casaba por iglesia en Pablo Nogués con Daiana, su novia desde hace tres años, "Mi mujer me cambió la vida, era hora de casarse y espero que vengan rápido los hijos”, cerró, dejando en claro que pedirá cuando en pocas horas arranque el 2015.

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