Con casi tres décadas de actividad en la localidad, prácticamente no hay derquino que no conozca a Claudio García: su trayectoria como veterinario ha pasado por varias etapas, desde aquellos días lejanos en los que era requerido para atender animales de granja, hasta épocas actuales en las que una mascota es un miembro más de la familia.
La entrevista con El Diario se desarrolló en su veterinaria del barrio Monterrey, por supuesto entre ladridos, la música de fondo habitual en el trabajo diario de García.
-¿Cuándo comenzó su actividad en Presidente Derqui?
- Me recibí en el ’88 e inmediatamente vine para acá. Había estado trabajando unos meses en Caseros, pero llegué a la localidad y con el tiempo pude comprar el fondo de comercio. Desde el ’91 estoy en este mismo local, fuimos ampliando la clínica y la verdad es que siempre viene mucha gente, es un mundo. Incluso vienen adultos cuyos padres eran clientes, es mucho el tiempo que transcurrió.
-Se dice en Derqui que el dinero no suele ser impedimento para llevarle mascotas, ¿es así?
- Trato de mantener una conducta medio de pueblo. En el fondo, si la gente trae a su animal, quiere decir que le presta atención. El que cuida a sus animales, seguro es buena gente, entonces uno se maneja así. Aún en momentos difíciles, como en 2001, siempre tratamos de ayudar, y la gente no se olvida de eso. Después nos traen alguna atención, algo para el mate o facturas… Es muy lindo lo que se genera.
-También habrá momentos desagradables: ¿Es difícil la decisión de despedirse de una mascota enferma, o ya muy anciana?
- Los perros y los gatos ya dejaron de ser sólo mascotas para convertirse en miembros de la familia. Eso nos obliga a ocupar un rol distinto, no es fácil tomar ciertas decisiones, pero tampoco es bueno que por egoísmo el animal siga sufriendo. El animal merece una muerte digna. Son momentos duros…
Recorrido
García fue, durante ocho años, director de Zoonosis (durante la intendencia de Humberto Zúccaro), y desde 2013 es asesor en Salud y Ambiente. "Trabajamos mucho en las escuelas, con charlas sobre tenencia responsable –comenta-. Creo que es ahí donde hay que hacer el cambio, en los chicos, que son muy receptivos. Luego llegan a su casa y le comentan a sus papás, porque la gente mayor ya es de una forma y es difícil que cambie”.
-¿Qué balance hace sobre su paso como director de Zoonosis?
- Creo que los problemas que uno tuvo deben ser los mismos que los de ahora. Le puse un esfuerzo personal enorme, aun viviendo en Capital, ocupando dos domingos de cada mes, para castrar y hacer campañas antirrábicas y antisárnicas. Los puestos siempre eran salas o escuelas, por ejemplo. Hay muchos perros y no siempre se llega a todos, y los problemas son los mismos que ahora: falta de insumos y de personal. Hemos hecho mucho con lo que teníamos.
El veterinario recordó en este sentido que "yo llevé muchas veces insumos de mi clínica, para poder cumplir con la gente, porque hay vecinos que se piden el día de trabajo para llevar a castrar a su mascota. Hicimos más de lo que se podía hacer. Teníamos una idea más amplia de lo que es la Zoonosis, no solamente limitándonos a las castraciones”. Entre las vivencias está el hallazgo de tres murciélagos que dieron positivo de rabia, en Peruzzotti, Río Luján y Sans Soucí.
-¿Cuáles son las zonas críticas en cuanto a cantidad de animales sueltos?
- Por ejemplo algunos barrios de Derqui como Santa Ana, o Villa Luján; también en el fondo de Agustoni, San Alejo… Son zonas humildes y el animal suele estar en la calle. La mascota en la calle puede provocar accidentes, morder a alguien, romper bolsas de basura o preñar a hembras en celo. Son cosas culturales que uno debería intentar cambiar, es lo que intentamos con las charlas que damos desde el observatorio. Tenemos un equipo muy lindo y trabajamos con la concejal Carmen Murguía. Uno de los temas es el cuidado de las mascotas.
-Con casi 30 años en Presidente Derqui, ¿cómo fue dándose el cambio en el trato hacia las mascotas?
- Se fue dando en forma continua. En el ’88 eran muy pocos los perros que llegaban a viejos, morían por moquillo o parvo virus. Hoy vemos más enfermedades propias de un perro viejo. Cuando vine a Derqui había gente con vacas, ovejas, chanchos… Teníamos poder hasta para hacer controles de aftosa, algo que hoy es exclusivo del Senasa. Agarraba la bicicleta y salía a atender lo que venía, hoy nos quedamos solamente con los pequeños animales.
El rol de los proteccionistas
"La adopción debería ser más simple”
En los últimos años, en Pilar proliferaron y se afianzaron numerosas asociaciones protectoras caninas, refugios que dan albergue a una gran cantidad de perros, generalmente valiéndose del esfuerzo de vecinos comprometidos.
-¿Cuál es su postura sobre las protectoras?
- Creo que son importantes, aunque lo ideal sería que no hubiese perros en la calle… Para eso hay que educar, lo que estamos haciendo ahora en escuelas. Es un parche. Levantar un perro de la calle, ponerlo en condiciones y darlo en adopción es importante, sería que se faciliten las adopciones.
-¿La adopción no está del todo facilitada?
- En Pilar a veces hay muchas trabas para adoptar a un perro, entonces hay gente que desiste o va a buscar perros a la plaza de San Miguel. Demasiados requisitos terminan agotando: el que se toma el trabajo de adoptar un perro supuestamente lo va a cuidar. Ha pasado que, luego de hacerse la adopción, le sacaron el perro a la persona porque lo tenía atado, incluso cuando el dueño no estaba en la casa… El perro adulto, si no conoce del todo el lugar, va a tender a escapar siempre, por eso a veces los atan. Atar a un perro hasta que se aquerencie no es maltrato.
Por eso, veterinario insistió en que "los perros que están en albergues tienen que ser dados en adopción en forma más simple. A mi clínica vienen muchos perros adultos que fueron adoptados en San Miguel, la gente va a buscar perros a otro municipio. Evidentemente, en ese sentido hay algo en Pilar que está fallando”.