Cine

“Licorice Pizza”, dan ganas de quedarse a vivir

Por Redacción Pilar a Diario 4 de febrero de 2022 - 07:48

Por Hernán Deluca

Dan ganas de quedarse a vivir. Eso pasa. Cuando una película te abraza no te querés despegar de una historia que ya te pertenece.

“Licorice Pizza”, el noveno largometraje de Paul Thomas Anderson, es una nueva joyita en su filmografía.

¿Cuántos directores tienen un cuerpo fílmico compuesto de obras maestras?... ¿Cuántos? “Magnolia”, “Petróleo Sangriento”, “The Master”, “El hilo fantasma”…

Sorpresiva, sensible, optimista y encantadora comedia romántica, envuelta en el corazón de un realizador que respeta a las imágenes y que les ofrece a sus personajes el tiempo suficiente para que crezcan, evolucionen, se relacionen. Sean. Eso que las plataformas han desterrado.

La cotidianeidad a ritmo del rock. San Fernando, California. 1973. Gary y Alana se conocen. Inmediatamente, se quieren, se rechazan, se necesitan, se celan. Se abrazan. Una relación que sucede con la dificultad de la diferencia de edad. Puro pretexto. Él tiene 15, ella 25. Se aman. Y, la relación avanza, viviendo escenas como pequeñas películas dentro de una gran historia de amor. Amor. Pocas veces el cine moderno ha mostrado de manera tan efectiva eso que te pasaba cuando las mariposas hacían cosquillas en la panza, cuando la mente se detenía ahí, en la persona que te hacía reír el cuerpo. Aunque cueste encontrarlos, en el cine siguen estando los autores. Cada tanto, vuelven. En dos, dos horas y media te salvan, gracias a una historia que se imprime para toda la vida. 

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