Soy mano

Toma todo

Por Víctor Hugo Koprivsek

Por Redacción Pilar a Diario 28 de julio de 2018 - 00:15

Luisa estuvo al frente de un almacén durante 25 años, hace menos de un mes tomó la decisión de bajar la persiana. El barrio La Esperanza de Derqui no se olvida de ella. Cosas de la vida escuchar durante tanto tiempo a vecinas y vecinos que, entre compras y saludos, se fueron haciendo como de la familia.
Pero ella está tranquila. «Lloré mucho pero es una etapa cerrada», me dijo.
Francisco es un hombre mayor, también vecino, pero del barrio Toro, con mucho trabajo en el lomo supo armarse de una familia. Hoy está rodeado de nietos que en el Día del Abuelo le coparon la casa. 
«Mi orgullo es no tener deudas», dice.
Rescato estas historias sencillas pero valiosas porque son días duros. Sin ir muy lejos ayer un grupo de vecinos, usuarios de Edenor, quemaron boletas en la puerta de la oficina de Pilar. Hartos de los aumentos y de que les corten la luz.
Y el jueves pasado, antes de ayer, en el supuestamente Honorable Concejo Deliberante, durante dos polémicas votaciones (una para que el Ejecutivo se endeude por 600 millones de pesos que vamos a pagar todos los contribuyentes en los próximos años y otra para legalizar el cableado aéreo que habilita a las empresas de cable y telefonía para que puedan hacer un formidable negocio sin invertir en soterramiento, amén de seguir contaminando visualmente el cielo pilarense), una patota paga agredió a una concejal opositora insultándola y diciendo a viva voz: «Gorda puta, andá a lavar los platos».
Sabiendo que algún troll anónimo dejará su opinión debajo de esta columna intentando invalidar estas verdades, escondido detrás de un seudónimo trucho, quisiera expresar cierta tristeza que crece en la boca del estómago y retumba en el medio del pecho como si una bota lo oprimiera sin importar demasiado nada, o todo.
Me refiero a esta niebla obscena, desmesurada, ambiciosa y destructiva, que crece como una plaga.
 

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