OCTUBREANDO

Profesión de riesgo

por Horacio Pettinicchi [email protected]

Por Redacción Pilar a Diario 13 de septiembre de 2016 - 00:00
"Cuando la palabra se vuelve desesperanza, cuando las horas se deshojan, cuando no se ve la luz al fondo del túnel, cuando se pierde la ilusión y nos rodea la indiferencia (...) aparece la necesidad de transgredir la frontera de la vida”.
Todos sabemos que existen profesiones de alto riesgo, oficios considerados peligrosos, dicen que la poesía, el hacer poesía es uno de ellos. Al igual que Prometeo en eso de querer acercar a los hombres el divino fuego de los dioses, en ese quehacer de rescatar la palabra, de hacer visible lo invisible, se corre el riesgo de despeñarse en el mero abismo. ¿Tal vez el cansancio de vivir amores al límite, de convivir con nuestros demonios a cuestas, hartos de tanta hartes, de no poder cambiar esa realidad que nos duele, de los abandonos y fracasos, de esperar el rojo amanecer, es que decidimos como viejos derviches ponernos a girar, girar, hasta abandonar el tren de la vida? ¿O será simplemente que el dejar de escribir es dejar de vivir?

"Procedo de una antigua dinastía de vencidos/qué no hemos perdido me pregunto/perdimos el paraíso y el favor de dios/la virginidad, el prepucio, la inocencia/perdimos las guerras y por ende la paz/la fe, la razón, los dientes, la salud/.
Hará cien años que un abuelo perdió su único ojo en un vaso de aguardiente/lo castigó, según dijo, pues lloraba/cuando creímos que los cielos se apiadaban
perdimos la camisa, las ollas, la última moneda/el rancho, la tierra, el país entero/
la voz, la libertad, el pellejo/el amor, el trabajo, las ganas de vivir/el séptimo mandamiento y el buen nombre/la ilusión, el caballo, los testículos/

últimamente hemos perdido la paciencia/y ya no queda nada que perder excepto la memoria, el tesoro de nuestro destino/recen ahora, dueños del mundo”. (Derrotas de Julio Huasi).
Alber Camus planteó en el Mito de Sísifo una cuestión vital: lo importante, escribió, no es descubrir las razones que empujan al suicidio, sino si existe alguna para seguir viviendo.
No sé, de hecho, no lo sé, de lo que estoy seguro es que escribir (desde los ovarios, desde los testículos) es una profesión de alto riesgo, sobre todo, en tiempos de represión, de frustración social.
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