Soy mano: En el tintero

Por Graciela Labale

30 de marzo de 2013 - 00:00

A veces los tiempos juegan una mala pasada y lo que debió leerse un 23/24 de marzo queda en el tintero y afuera de una vigilia cada vez más fuerte y convocante. Cuando la estábamos preparando con Víctor Koprivsek, se nos ocurrió trabajar, mejor dicho resignificar, las palabras Memoria, Verdad y Justicia. Fue ahí donde pensamos en pedirle a Luis Guzmán Domínguez, sacerdote católico en Opción por los Pobres que reflexionara acerca de la palabra Verdad. Vale aclarar que el cura estaba volviendo de Haití donde junto a médicos sin fronteras ayudó a combatir una epidemia de cólera. Y como lo que escribió no tiene desperdicio, decidí compartirlo por aquí.

“No podré llegar a la Vigilia. Estoy de paso por Caracas y mi avión sale a medianoche. Quería sumarme a ustedes con algunas palabras desde este barrio insigne de la lucha por un mundo más justo. Hacerlo desde este lugar para mí tiene más sentido aún.

Pensaba en los compañeros y compañeras que colocaron la palabra ‘Verdad’ allá por los años ‘80 en el contexto de la lucha por ‘aclarar’ el panorama de la entonces dictadura. Algunos eran de la incipiente agrupación ‘HIJOS’, otros se sumaban de todos lados. Entonces sabíamos que nos estaban mintiendo, sabíamos que nos engañaban con los datos, que inventaban las respuestas, que creaban más incertidumbre con las palabras. ¡Vivíamos en una sociedad de mentiras! Desde ese momento de génesis dolorosa podemos estimar que la palabra ‘verdad’ viene gritándose ya por varias generaciones.

Recuerdo las palabras de Videla en su tristemente célebre explicación de la palabra ‘desaparecido’. Nos estaba mintiendo zarpadamente. Pero terminó siendo la explicación de la ‘Verdad establecida’, la verdad que se debía explicar al mundo, la verdad que imperaba, la verdad aterradoramente única. Esa consigna llena de dogmas dirigió la vida de nuestro país por décadas dejando a las madres, abuelas, hijos, hermanos, familiares y el pueblo todo sin Justicia. El aparato oficial era dueño de la verdad. Y por supuesto vivíamos esa tremenda sensación de que todo era una inversión maldita, una ecuación sin resolver, una más en el insoportable ‘reino del revés’.

Es por eso que tenemos que recuperar ‘la Verdad’ con mayúsculas. Porque la palabra pertenece al pueblo. Ahora bien, ‘decir la Verdad’ es apenas una parte de la historia. Ella tiene muchas formas, ‘muchos sabios’ populares hablando de ella con muchos nombres, nos anuncia el libro de los Vedas. Yo agregaría: muchas voces, muchos rostros, muchas esperanzas. Es allí, en la colegialidad de las millones de voces del pueblo resistiendo es que ella recupera su sentido. Me dicen mis compañeros venezolanos ‘queremos decir nuestra verdad’ mientras sonríen con un pibe al que le devuelven la vista, un milagro que nunca alcanzará la escena de los lugares privilegiados y plastificados. Por lo tanto ‘decir la verdad’ es importante pero no es todo, Orwell en su controversial ‘1984’ nos decía que era ‘un acto revolucionario’ mientras cuestionaba los autoritarismos. Pero fueron los revoltosos de Octubre quienes nos taladraron la cabeza. El viejo Lenin decía ‘la verdad es siempre revolucionaria’ y Trotsky ‘exponer a los oprimidos la verdad es abrirles el camino de la revolución’. Más adelante, el propio Che nos dirá una frase muy querida por el Comandante Chavez: ‘Un verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Amor a la Humanidad, amor a la Justicia y a la Verdad’. Por lo tanto, creo que todo este camino de Resistencia, de tantos años, ha sido nuestra búsqueda personal de la Verdad. Ojalá ese camino nos siga llenando la vida, de búsqueda apasionada, de saltos hacia la inseguridad, de apuestas inciertas, de andares en zapatillas, de pedaleadas impredecibles.”

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