Ante la presencia de unas dos mil personas, la localidad de Zelaya tuvo su noche de carnaval. Organizado por la Municipalidad de Pilar, y luego del regreso del festejo hace un año atrás, las máscaras artesanales creadas por los zelayenses le pusieron otro condimento que nació desde la Parroquia Nuestra Señora de Luján y San José Obrero.
Tras varios años sin carnavales en Zelaya, y luego de un festejo tímido en 2012, el de este año trajo más colorido y mucha más presencia de los vecinos, y por supuesto, más trascendencia.
A un costado de la parroquia, centro neurálgico de Zelaya, se montó un escenario por donde el martes por la noche pasaron varios artistas, entre ellos, Jorge Sánchez, las bandas Sueños y Fuerza colombiana. Entre número y número, la calle Carrión se colmó de gente que bailaba y que hizo lucir las máscaras, íconos del festejo zelayense. Luego del paso de la carroza de la bruja Viviana, en representación de la Secretaría de Cultura, fue el turno de las comparsas locales Los duraznitos y Los ambiciosos. También desfilaron murgas de otras localidades del Partido y de Escobar.
El carnaval pasó por Zelaya y pretende quedarse. Una muestra son las máscaras realizadas por los vecinos en la parroquia, como las vestimentas de arlequines de los chicos de catequesis. Tanto es así que varios vecinos ya piensan en confeccionar carrozas para el año próximo, en representación de instituciones. “El gobierno municipal supo leer una necesidad y la acompañó”, explicó el párroco, Ariel Penín.
Máscaras
En junio pasado, se ponía en marcha una idea que surgió desde la Parroquia Nuestra Señora de Luján y San José Obrero. Así fue como a través de un taller semanal, chicos, jóvenes y adultos se acercaron lentamente para sumarse a la oleada. El proyecto consistía en confeccionar máscaras venecianas para impostar en el carnaval que recorre las distintas localidades, un sello propio y distintivo de Zelaya.
Finalmente, el martes por la noche las máscaras vieron la luz de la luna y las luces que acompañaron los festejos junto con la espuma de la celebración, bien de barrio. Entre la multitud que participó de la fiesta del último de los dos días feriados, se encontraba su ideólogo, el padre Penín, símbolo religioso de la localidad, pero también, un impulsor de acciones en pos del protagonismo de Zelaya. “La gente está súper feliz. Hay niños, mamás y papás. Toda la familia vino”, explicaba.
Detrás de una máscara de gallo, y con un atuendo casual que los vecinos no están acostumbrados a ver en el sacerdote, demostró su alegría y la humildad que lo caracteriza en cada acción pensada para engrandecer el nombre de la localidad cuando. Invitado por los presentadores, se negó a subir al escenario. “No quería que pareciera que los carnavales fueran una cosa mía. Quiero que sean una cosa del pueblo”.
Las máscaras han llegado para ser protagonistas en cada carnaval que se realice en Zelaya, donde al menos por una noche, ayudarán para que la alegría cubra las penas. “Todos los espacios de fiestas son lugares donde se exorcizan tristezas y penas, y juntos intentamos estar un poco mejor, generar algo bueno”, exclamó el cura, ya pensando en la masiva celebración del Vía Crucis, a realizarse en abril.
La frase
“Que sirva para el pueblo, para Zelaya, para que otros lo copien y para que ganemos el espacio público que es lo que nunca debimos perder”. Párroco Ariel Penín.