El espectador: Una vuelta picante

por José Burgueño

24 de septiembre de 2011 - 00:00

 

 

La tarde fresca –tirando a fría– del domingo pasado, comenzó con Jauría en el escenario, dándole batalla al semi-vacío Monumental, pasó la banda del ex Attaque 77, Ciro Pertusi. Luego, Massacre y su excéntrico frontman, fanático de los accesorios, Walas, desplegó un poderoso show, mechando canciones de su nuevo disco “Ringo” con temas ya clásicos del grupo. La temperatura bajó, y bajó más con el recital de Foals. La banda súper inglesa, llenó de indie el estadio, ya casi repleto. Brindaron un show un tanto tranquilo para la energía que se vivía en el lugar, aclaro, gustos son gustos.

La espera se hizo amena, y luego de realizar la clásica ola (organizada por mi amigo personal Junior Soulé), se vino lo más esperado. Al ritmo de “Monarchy of roses”, el primer tema de su nuevo disco (“I’m with you”), los Red Hot Chili Peppers, levantaron el telón de una noche a puro funk, rap, punk, rock, entre otras yerbas.

A lo largo del show, repasaron canciones de toda su discografía, desde lo más viejo, por ejemplo el cover de Stevie Wonder, “Higher ground”, como también temas de su anteúltimo disco, “Stadium Arcadium”: “Dani California” y “Charlie”, pasando por los éxitos de siempre, “Under the bridge”, “Give it away”, “Californication”, “Otherside” y el coreado “Can´t Stop”.

En esta ocasión, la banda estuvo presentando nueva formación, ya que tras la partida del tan querido, John Frusciante, se vieron obligados a la búsqueda de un nuevo guitarrista que pudiera suplir tanta personalidad en una sola guitarra, y encontraron en Josh Klinghoffer al reemplazante ideal, ya que sin perder el estilo sonoro que tanto caracterizó a RHCP en la “era Frusciante”, le sumó una cuota de prolijidad y buen sonido en vivo con la ayuda de dos músicos sesionistas más, quienes se encargaron de meter sintetizadores, teclados, percusiones, etc., algo nunca visto en los shows en vivo de los californianos.

En fin, volvieron los Peppers, y a pesar de que fue una lista relativamente corta (18 temas), pero plagada de zapadas y jugueteos entre los músicos, supieron cómo levantar la temperatura del estadio lleno de fanáticos de diversas edades, estilos, clases sociales, tribus urbanas, religiones, gustos sexuales, oficialistas, anti-k, etc., todos/as ansiosos/as por ver de vuelta a la maquina del funk-rock. Volvió la primavera, volvieron los Peppers, volvió el picante. Larga vida a estos cincuentañeros.

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