Entrevista

El adiós a los escenarios del maestro Ramón Núñez: "Llevo a la música impregnada"

El gran guitarrista de Presidente Derqui tendrá su función de despedida el 18 de mayo. Una carrera notable en la que se codeó con varias leyendas.

Por Alejandro Lafourcade 22 de marzo de 2025 - 13:49

Un grande de la música local se despide de los escenarios: luego de más de seis décadas de trayectoria llegó el momento del adiós para Ramón Núñez, el maestro de la guitarra que es un emblema de la cultura de Presidente Derqui.

La fecha elegida es el domingo 18 de mayo, una jornada más que especial que tendrá lugar en El Mojonero, predio de Oscar Jacobsen ubicado en Las Camelias 3208 del barrio Las Lilas. Allí, en un evento organizado por Marcelo Herrera, el músico estará acompañado por varios artistas amigos que le rendirán tributo.

En diálogo con El Diario, el músico hizo un repaso de su carrera y anticipó lo que será un evento que quedará en el recuerdo de todos los que se acerquen a Las Lilas.

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El lugar elegido fue la habitación que Núñez acondicionó especialmente en su casa de toda la vida, su lugar en el mundo: guitarras, cuadros, libros, fotos, recuerdos y hasta retratos pintados por Rosendo Cutrera (otro derquino ilustre) se agolpan en el que es su refugio de todos los días.

El discípulo

“Como los boxeadores, hay que saber retirarse a tiempo”, bromea Ramón, quien a los 82 años dice que “ya no estoy para seguir de acá para allá, aunque estoy bien y nunca voy a dejar de tocar”.

Si bien nació en Capilla del Señor, Núñez se mudó con su familia a Derqui en 1952, cuando apenas era un niño: “La primera noche nos robaron las gallinas, nos dieron la bienvenida (risas). Después nunca más tuvimos un problema”.

Ya traía en sus oídos un gusto inquebrantable por la música gracias a Waldo Belloso, joven músico de Exaltación de la Cruz que además era hijo de la directora del colegio.

Sin embargo, lo que más lo deleitaban eran las cortinas musicales de los radioteatros que escuchaba su mamá, sin saber que el autor terminaría siendo su gran ídolo y referente: Eduardo Falú.

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El maestro Ramón Núñez en su lugar en el mundo, el "santuario musical" de su casa en Presidente Derqui.

Las clases de guitarra empezaron a los 14, en Pilar centro, nada menos que con Edmundo Zaldívar, autor de “El humahuaqueño”. Un icono de la música nacional que durante varios años se asentó en el distrito, donde fue un vecino más. “Tenía su escuela en Lorenzo López y Rivadavia -recuerda Núñez- y las clases salían 15 pesos por mes. Yo hacía mandados de todo tipo a mis vecinos para poder pagarlas pero, cuando Zaldívar se enteró, me bajó la cuota a 10 pesos”. Con ese mismo esfuerzo y 70 pesos en el bolsillo, se compró su primera guitara.

Según él, aquel primer maestro “me marcó una línea. Me decía ‘nunca se crea ni grande ni sabihondo”.

El primer concierto llegó a principios de los ’60, en la Escuela N°27 de Presidente Derqui “y desde ese momento no paré nunca más”. Una trayectoria brillante de seis décadas ininterrumpidas estaba dando su puntapié inicial.

En 1964, Ramón Núñez debió hacer el servicio militar en El Palomar, donde se convirtió en una especie de protegido del comandante en jefe Juan Carlos Rey.

“Cada mañana, cuando llegaba al cuartel, me llamaba. Se ponía tomar mate y me decía ‘soldado: amanecer argentino’, señal de que tenía tocar la guitarra para él”. Como una radio en vivo para animar el desayuno… “Incluso me invitó a su casa, era una fiesta con toda la gente de gala, varios cubiertos… Tuve que tocar para todos y no voló una mosca”. Incluso “me puso a disposición a su chofer, que me traía hasta Derqui para que no viajara en tren”.

Los estudios siguieron en el Conservatorio Américo R. Fracassi, que tenía una sede en Hurlingham. Se recibió sucesivamente de profesor elemental y superior.

Como intérprete, una decena de títulos componen su discografía, trabajos de estudio que fueron acompañados por incontables presentaciones en diversos escenarios, mayormente acompañado por Jorge Bottani, con quien formó un dúo durante casi 35 años.

Anecdotario

La conversación con Ramón Núñez navega por diferentes temas y es interrumpida de vez en cuando por el propio maestro, quien no puede evitar tomar una guitarra e interpretar alguna joya de nuestro cancionero.

¿Cuántas piezas conocerá de memoria a esta altura? “Uff, cientos”, afirma sin dudar. No hay necesidad de partituras ni de recordar alguna nota: todo está en su cabeza y en esos dedos que danzan sobre las cuerdas con una precisión admirable.

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Ramón Núñez despuntando el vicio junto al cantor

Ramón Núñez despuntando el vicio junto al cantor "Gallo" Rodríguez.

Durante la charla pasa a saludar “Gallo” Rodríguez, cantor y vecino, por lo que es inevitable que ambos improvisen un mini-concierto íntimo con títulos como “La cumparsita” o “Garganta con arena”. En fin: una mañana habitual en lo de don Núñez, cuya casa es un templo de la música para todo el que guste pasar.

Las anécdotas pasan una tras otra, como cuando logró conocer a su gran referente, Eduardo Falú “en 1992, cuando era vicepresidente de Sadaic. Me consiguieron la entrevista, lo fui a ver y hasta tocó mi guitarra”. El momento quedó inmortalizado en fotos que Núñez todavía exhibe con orgullo en su rincón casero.

A lo largo de su trayectoria pasó por casi todos los canales de aire (“menos el 2, el único que me faltó”), incluyendo una participación en el mítico ciclo de Roberto Galán “Si lo sabe, cante”, donde tocó la guitarra acompañando al maestro Roberto Grela.

Además, es el creador del Festival de Santa Cecilia, que desde 2009 reúne cada año a gran cantidad de artistas. Del mismo modo, cada 7 de julio celebra el natalicio de su admirado Falú, como una forma de mantener vivo su legado.

Coda

Casado, padre de dos hijos (varón y mujer) y abuelo de dos nietas, Ramón Núñez tuvo varios empleos en su vida y sigue trabajando, ya que cada día se desempeña en la panadería Leo, ubicada a algunas cuadras de su casa. Antes fue empleado en la recordada fábrica SIT e incluso delegado de Derqui allá por 1992.

“En el trayecto voy saludando a todo el mundo, cruzo las vías de la estación y me conocen todos los vendedores ambulantes. Saludar y tener siempre una sonrisa no cuesta nada…”, asegura.

Incansable, este viernes tocó en el Club Unión de Derqui, mientras se acerca el punto final en los escenarios. Al escucharlo y verlo tocar dan ganas de convencerlo para que siga mucho tiempo más, pero al parecer el maestro ya tiene la decisión tomada…

Pero, por las dudas, aclara que “tengo a la música impregnada en mí, es mi compañera. La música me dio mucha vida, me sanó algunas heridas, me hace pensar bien”.

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