Recorrido histórico

Carrozas, guerra de agua y grandes artistas, los carnavales a lo largo de los años

Los clubes competían por tener la mejor carroza y presentar a los artistas del momento. Una sirena habilitaba a jugar con agua. Cantaban Palito Ortega, Sandro y Julio Sosa.

Por Redacción Pilar a Diario 27 de febrero de 2022 - 09:16

Por estos días, los vecinos de Pilar están viviendo el Carnaval, período que –más allá de los cambios de época- a lo largo de los años tuvo un denominador común: la alegría de todo un pueblo.

Desde las carrozas de antaño hasta los espectáculos que actualmente se llevan a cabo en el Polideportivo, ha pasado un siglo de festejos, así como dedicación por cada uno de los pilarenses que forma parte del evento.

Sin dudas, la era dorada fue la que transcurrió entre las décadas de 1940 y 1960. En ese momento, la caravana partía desde la zona de las cinco esquinas para llegar la plaza 12 de Octubre, donde una vez allí no daba la vuelta completa sino que hacía una especie de “herradura” para no pasar delante de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, como muestra de respeto.

Como era feriado, el festejo se extendía hasta el martes, tal como volvió a ocurrir en 2010 luego de una larga interrupción decretada en la última dictadura.

El Municipio distribuía los espacios alrededor de la plaza y aportaba la iluminación. Por su parte, durante meses las subcomisiones de clubes y otras entidades trabajaban a pulmón para estar a la altura de la circunstancias cuando llegara el gran momento.

Todos querían ser premiados como mejor carroza o mejor comparsa, así como contar en sus filas con la Reina del Carnaval. Una vez comenzado el carnaval, los carruajes se contaban por decenas, en una dedicación solo comparable a la de las Fiestas Patronales.

Entre estrellas
Eran épocas en las que los clubes Atlético, Sportivo, Peñarol y San Lorenzo traían a lo mejor del momento, tanto orquestas como grupos y solistas.

Por Sportivo pasaron, entre otros, Palito Ortega, Julio Sosa, Estela Raval y los Cinco Latinos, Johnny Tedesco y más. En el Rancho se lucieron Juan D´Arienzo, Oscar Alemán y el propio Palito, por mencionar algunos.

En épocas en las que la población era muy inferior a la actual, en los clubes de Pilar se agolpaban 2 mil personas o más, una multitud para aquellos tiempos. En más de una ocasión la capacidad de los clubes quedó chica y los bailes debieron seguir en plena calle…

En paralelo, lo mismo sucedía en Presidente Derqui, donde los corsos tenían lugar en la Avenida de Mayo. En sus albores, el Club Presidente Derqui recibió a estrellas como Sandro, Alberto Castillo o los Wawancó. Incluso, en la localidad se llevaban a cabo carnavales de invierno.

Algarabía
El carnaval de Pilar se extendía durante varios días y no había distinción de edad, sexo o clase social: todos los vecinos se fundían en una misma celebración.

Como ya se marcó anteriormente, las comparsas y carrozas partían desde las cinco esquinas hacia la plaza 12 de Octubre, donde esperaba una multitud. Allí, los más afortunados conseguían ocupar alguna de las sillas ubicadas alrededor de la plaza, mientras que el resto miraba de pie.

Una vez terminados los festejos “oficiales”, comenzaba la guerra de agua. Eso sí: siempre después de la medianoche, cuando sonaba una sirena que anunciaba el visto bueno para comenzar a empaparse.

El ingenio nunca decaía. A principios de los ’60, en Atlético Pilar se apuntó a lo temático y se llevaron a cabo, sucesivamente, el Carnaval del Circo, el de Antaño y el de Oriente, por ejemplo. Los disfraces se alquilaban en casas de teatro de Capital.

De la misma forma, con la proliferación de los colegios en el centro de Pilar, sobre todo con la llegada de los Secundarios en la década del ‘60, los jóvenes del pueblo fueron tomando un lugar cada vez más protagónico.

Con el correr de los años fueron introduciéndose modificaciones a la celebración. Ya en el siglo XXI el carnaval se trasladó a otros escenarios del casco céntrico, como la Avenida Tratado del Pilar y la ruta 8, desde San Martín hasta Francisco Ramírez.

La versión actual lo encuentra en el Polideportivo, frente al acceso a Pilar desde la ruta 28. Cambiaron los tiempos, los lugares y los rostros, pero aquel denominador común que siempre fue la alegría del pueblo se mantiene inalterable. 

 

Los caballos del Rojo
Allá por 1960, Atlético organizó el Carnaval de Antaño, fiesta temática sobre los albores de nuestra historia. Para la celebración se trajeron especialmente carrozas presidenciales desde Campo de Mayo, que durante la noche eran custodiadas por soldados a caballo. Cuenta la leyenda que un grupo de socios de Sportivo engañó y emborrachó a los uniformados, robándoles los caballos. A la mañana siguiente, los equinos aparecieron en el centro de Pilar… luciendo carteles del Rojo de la Avenida.

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