Mirar a la naturaleza

Un mundo de suculentas

Emiliano Heavy se dedica a la producción y venta de estas plantas. Por su estética y bajo mantenimiento, son furor en el mundo de la jardinería. Moda, sustentabilidad y mitos.

Por Redacción Pilar a Diario 3 de julio de 2021 - 08:10

Por Celeste Lafourcade

“Las plantas me cambiaron la vida, me dieron otra forma de interpretarla y de tomar esos valores que uno pierde, como la paciencia”, afirma Emiliano Heavy, que desde hace 10 años se dedica a la producción y venta de plantas, en concreto cactus y suculentas.

Desde su vivero Plantas del Pilar, en el barrio La Pilarica, cuenta que después de “perderlo todo”, al cerrar su negocio de venta de videojuegos en Torres del Sol, encontró en la naturaleza mucho más que una salida laboral. Un trasplante de riñón al que fue sometido hace 15 años cambió la perspectiva de su vida y en ese barajar y dar de nuevo, el mundo vegetal ofreció las respuestas que necesitaba y también, una vocación.

Conoce de especies, de cuidados, también de mitos, leyendas y supersticiones en torno a las suculentas o crasas, que en los últimos años son el furor de la jardinería. Vistosas, coloridas y de bajo mantenimiento, son la opción ideal para balcones y grandes jardines.

“Antes no se conocían, solo se veían en el jardín de las abuelas pero la globalización hizo que una cierta cantidad de plantas lleguen a nosotros”, explica Emiliano sobre el fenómeno de las suculentas y asegura que “es una moda mundial, a la gente en general le atrae la geometría que tienen”.

En cuanto a las bondades de estas especies, destacó que “tienen un montón de diversidades, formas y colores”, al mismo tiempo que con los cuidados necesarios, a diferencia de las plantas florales de estación, tienen una vida que puede prolongarse por décadas.

El ahorro de agua es otro de los beneficios de las crasas. En este sentido, el experto apunta que “para el riego vas a ahorrar un 30% de agua porque resisten grandes temporadas de sequías por su hábitat natural”.

Precisamente, el cuidado de los recursos, así como la puesta en práctica de las llamadas “tres R” –Reducir, reutilizar y reciclar- es uno de los grandes postulados que Emiliano pone en práctica desde su vivero, reciclando objetos en apariencia inútiles para convertirlos en maceteros.

“Saco la basura de circulación y la lleno de tierra y de plantas, controles remotos, teclados de computadoras, zapatillas”, cuenta con gracia.

Entre sus innovaciones, también está la de los llamados “cuadros vivos”, realizados con distintas especies de suculentas dispuestas sobre una malla. Estas verdaderas obras de arte no solo están a la venta sino que él enseña a hacerlas en los diferentes talleres que dicta periódicamente.

Huertas
El armado de una huerta en casa es otro de los saberes que Emiliano comparte de forma habitual a través de diferentes seminarios en los que, entre otras cuestiones, busca desmitificar la idea de que es necesario tener un gran espacio verde para desarrollarla.

“En 1 metro cuadrado podés alimentar a una familia de cuatro personas con la verdura de temporada. Me ha pasado en el barrio de vender más tierra que suculentas, porque la gente se ha volcado a sus pequeños espacios hacerlos huertas”, expresó el emprendedor y sobre este punto destacó el crecimiento de las llamadas “huertas verticales” ideales para espacios reducidos, como balcones.

En el mismo sentido, advirtió que una vez superado el “miedo al fracaso”, cuando “lográs hacerlo y consumir tu alimento, nunca más en tu vida querés comprar vegetales”.

Hasta la llegada de la pandemia, entre sus actividades, ofrecía talleres de compostaje y de kokedamas -plantas elaboradas de manera artesanal siguiendo una técnica tradicional japonesa, que consiste en albergarlas en una maceta orgánica de musgo-, que espera retomar en el corto plazo.

Ávido por dar a conocer los conocimientos que a él le cambiaron la vida, vuelve una y otra vez a enumerar las ventajas de abrazar a la naturaleza a través de las plantas: “renuevan el aire, cambian la oxigenación de la casa, te hace bien a la cabeza, te despejan”.

“Estamos todo el día con el teléfono y nos fuimos desconectando de la naturaleza. Hoy la reconexión se está logrando con las plantas, que sin dudas tienen una energía invisible”, concluyó. Contacto: En Instagram @viverosplantasdelpilar. 

 

Superstición
Sujetas a la superstición, las suculoentas cargan desde tiempos inmemoriales con buena o mala fama, de acuerdo a cuáles sean sus propiedades y también a mitos y leyendas que se tejen a su alrededor.
Así, Emiliano admite que no son pocas las personas que llegan a su vivero en busca de la planta de “la buena suerte”. En este caso, la más buscada es el “árbol de jade” coloquialmente llamada “planta de la moneda”, asociada a la abundancia. En el mismo sentido, abona la teoría de que las plantas son permeables a la energía de quien las toca, para bien o para mal.

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