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A vuelo de pájaro: El carpintero que busca desterrar las jaulas

Sebastián Pérez Perpiñal fabrica casas para aves con retazos de madera, desde su taller de Pilar. Están ideadas para atraer pájaros sin que pierdan la libertad. Naturaleza, ecología y terapia.

Por Redacción Pilar a Diario 13 de junio de 2021 - 08:32


Por Celeste Lafourcade

En una esquina, sobre la calle El Petrel, en un local que rompe con la estética industrial y gastronómica de la calle que conduce al polo fabril más grande de Sudamérica, decenas de casas para pájaros, coloreadas en tonos pastel, cuelgan en hileras perfectas en una vidriera sobre la que es imposible eludir la mirada. 

Son obra de Sebastián Pérez Perpiñal, que desde los 18 años –cumplidos hace tres décadas- pasa sus horas materializando sus ideas en madera. Vecino de Exaltación de la Cruz, hace cinco años abrió su local-taller “Oruga” en Pilar donde las casas para pájaros son desde lo visual y lo conceptual, el gran atractivo.

En una charla con El Diario cuenta que fue una conversación con una familiar brasileña la que lo inspiró a lanzarse a la producción artesanal de las casitas, que más allá de la función decorativa, sintetizan una propuesta ecológica. 

Realizadas con recortes de madera sobrantes de otros productos, están en las antípodas de las jaulas que durante tantos años –y aún siguen subsistiendo- decoraron patios familiares. Las diminutas casitas están pensadas para convocar a los pájaros en libertad.

“Me gustó la idea, por un lado por el cero desperdicio de madera, por otro por la parte ecológica”, afirmó Sebastián y explicó que además de cumplir la función de comedero para las aves, también sirven para que éstas aniden. 

“Es recomendable ponerlas en una arboleda, en un ambiente que los predisponga, porque si se sienten cómodos las usan para armar su nido”, aseguró el carpintero, que a fuerza de pruebas perfeccionó sus creaciones sumando una puerta lateral a las pequeñas viviendas para que una vez que las aves migran hacia otro lado, puedan ser lavadas y reutilizada por otras. Una forma de cerrar el círculo ecológico. 

Entre sus particularidades, las casas permiten contener cualquier tipo de alimentos, entre ellos frutos naturales, a diferencia, por ejemplo, de los comederos para atraer colibríes en los que se coloca agua con azúcar, que puede resultar perjudicial para estos animales.  

Terapéutico
Los modelos son dos, uno más alto que otro, y las variantes de colores, infinitas, dado que muchos de los compradores optan por llevarlas en crudo y decorarlas a su gusto. Los precios oscilan entre 900 pesos las de madera natural y 1.300 pesos las intervenidas. 

“Para mucha gente es terapéutico y las compran para pintarlas”, aseguró Sebastián y sumó que “cada vez hay más gente fanática por tener pájaros pero en libertad”. 

La pandemia y el consiguiente encierro, también fueron un puntapié para que muchas familias que habitan en departamentos las colocaran en su balcón buscando acercar a sus hijos a la naturaleza.

Los recortes utilizados para el desarrollo de las casitas, al igual que el resto de las creaciones de Oruga, son de eucaliptus y de paraíso. En la mayoría de los casos, las maderas provienen de descarte de obras y en un porcentaje minoritario, de bosques de reforestación. 


Taller Oruga
Además de las vistosas casas para pájaros, en Oruga Taller pueden adquirirse percheros, mesas, sillas y todo tipo de muebles a medida. El lugar está ubicado sobre la calle Mateo Gelvez (ex El Petrel) esquina Puan, Pilar. Instagram: @orugataller.

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