Son muchos los sectores que se vieron fuertemente golpeados por la crisis económica que trajo aparejada la pandemia de coronavirus. Sin embargo, uno de los rubros más afectados es el de los gimnasios que todavía no saben a ciencia cierta cuándo podrán volver a abrir sus puertas.
Pilar no escapa a esta realidad y son varios los dueños de gimnasios de las distintas localidades que manifiestan su preocupación ante la incertidumbre que les despierta el no saber cuándo podrán abrir. Mientras tanto, reacondicionan sus instalaciones y piensan nuevas formas de trabajo, esperando resistir hasta que el gobierno disponga su reapertura.
HP Gym (Chacabuco 432) nació hace más de tres años de la mano de Heveri Ponsiano, que hace casi veinte trabaja en el distrito. A él, como a muchos de sus colegas, la cuarentena lo golpeó muy fuerte y trata de encontrar nuevas formas de generar ingresos para poder seguir sosteniendo a su personal y los gastos que todavía hoy tiene que seguir afrontando.
“Me costó veinte años abrir mi propio negocio, no lo voy a cerrar, voy a esperar hasta último momento y si tengo que vivir a pan y agua para no cerrarlo, voy a hacerlo. Pero el panorama de no saber hasta cuándo, esa incertidumbre total, me parece una locura”, manifestó Ponsiano, en diálogo con El Diario.
En este caso, diez familias viven del gimnasio. Además, “los impuestos siguen viniendo igual, la luz, el agua, el monotributo”. “Este formato de cuarentena es impresionante”, consideró Ponsiano que, a pesar de que está de acuerdo con la necesidad de cuidarse, entiende que “esta forma de cuarentena está agotada, no aguantamos un mes más”.
En una situación similar, o quizás aún más compleja, está el gimnasio Domus Athletic. Semanas atrás, el dueño del gimnasio, José Vázquez, concretó la mudanza del local: desde la calle San Martín, se instalaron en uno más amplio, sobre la calle Lagrave 451, pero días después tuvieron que enfrentarse con la cuarentena, que cambió por completo sus planes.
Así lo explicó Vázquez a El Diario: “Previo a todo esto, el 1º de marzo, nos dieron la llave de un nuevo local y nos íbamos a mudar cuando nos agarró la cuarentena empezando a restaurar”.
Recién semanas atrás pudieron retomar los trabajos de restauración para poner a punto el lugar y estar listos para volver a abrir, cuando tengan la autorización de hacerlo.
Para Vázquez, que también es kinesiólogo, “es una situación compleja porque nos agarró con dos alquileres, invirtiendo plata. Los ingresos se nos fueron limitando y estamos tratando de ser positivos, intentando avanzar para no terminar cerrando de manera definitiva”.
“No analizamos el cierre, salvo que esto se extienda mucho más y no podamos cumplir con los gastos. Porque los gastos fijos siguen, y cerrar después de esta inversión sería una catástrofe”, apuntó quien fundó Domus hace 14 años.
Por su parte, los dueños de Gymnos, ubicado en la Sociedad Italiana desde 2014, se mostraron un poco más optimistas. Manifestaron que “la decisión del gobierno de extender la cuarentena “nos parece justa y necesaria” y aseguraron que “a pesar de todos los efectos negativos que causa la cuarentena en algunos aspectos, lo principal y primordial es preservar la salud”.
Reinventarse
Mientras se preparan para la vuelta, los gimnasios de Pilar intentan replicar los protocolos y medidas de seguridad que ya están implementando gimnasios de otras ciudades y provincias que volvieron a trabajar.
Así, por ejemplo en el caso de HP Gym, ya están pensando en un sistema de turnos para que nadie que no haya reservado su lugar pueda ingresar y, de esta forma, limitar la cantidad de gente adentro del local.
Además, puntualizó Ponsiano, “la gente no va a poder utilizar los vestuarios, se van a higienizar las entradas, va a haber distancia entre máquina y máquina, alcohol en gel en cada una de las estaciones y el personal va a tener que estar con barbijo. Esto como básico, y después lo que el Municipio nos pida”.
De igual manera, Vázquez indicó que “estamos intentando copiar y tratar de reflejar el protocolo que se está usando en el interior del país para cuando nos permitan abrir”.
Finalmente, Agustín Fernández, de Gymnos, contó que “logramos sostener un mínimo ingreso con pequeños alquileres de materiales de entrenamientos –al igual que en los otros dos casos-para poder sustentar nuestros gastos mínimos y el apoyo de la institución reduciéndonos en un 50% el alquiler”.