Cuando la discriminación está a la orden del día

Chinos, bolivianos y paraguayos han sido objeto conductas discriminatorias durante los últimos tiempos. También los homosexuales. Los menores son objeto de prejuicios.

3 de septiembre de 2010 - 00:00

“Lo que hay que hacer con estos peruanos, es agarrar una camioneta y pasarlos a todos por arriba”, expresaba hace unos días un concejal oficialista, en medio de un conflicto por la posesión de unos terrenos. La frase coincide con una serie de situaciones que se han presentado en los últimos tiempos en Pilar, a raíz de determinados hechos puntuales, con un denominador común: la expresión de actitudes discriminatorias y, algunos casos, sus denuncias.

Las temáticas son variadas: puede tratarse de terrenos ocupados, supermercados, viajes en colectivo o preferencias sexuales, pero en mayor o menor medida en todos ellos han aparecido dosis de discriminación.

Las voces más recientes se oyeron a raíz de la trágica muerte de Horacio Flores, el niño de 8 años atropellado por un motociclista el viernes pasado, cuando salía de la Escuela 5, de Villa Astolfi. A partir del hecho, miembros de la numerosa colectividad boliviana que vive en la zona –Horacio era hijo de bolivianos- aseguraron que su origen son constantemente dejados de lado, y hasta agredidos: en este sentido, denunciaron que los choferes del colectivo no los tratan como debieran.

Francisco, lector de El Diario, señaló a principios de esta semana: “Viví durante 8 años al lado de la Escuela 5 y la empresa en ese momento era “San José SRL”. Los choferes eran los mismos de ahora y los problemas con las comunidades extranjeras también. Era común ver que después de tocar timbre cuatro o cinco veces, los dejaban varias paradas después aduciendo: ‘no lo escuché’. Era común bajarse varios metros después de la Escuela 5 (donde yo me bajaba) y que el chofer me dijera ‘perdón, flaco, pero es que me suben todos estos pendejitos bolitas’”.

Algo similar indicó Juan Carlos Quiroga, miembro de la colectividad, quien afirmó que algunas veces el colectivo no se detiene, y que hasta fue insultado por los conductores, denuncia que fue apoyada por varios padres de alumnos de la escuela.

La xenofobia también aparece con fuerza cuando se habla de terrenos en conflicto, ya sea por usurpaciones o estafas cometidas por alguna persona que “vende” a bajo precio una porción de tierra que no le pertenece. En este caso, muchos presuponen que los ocupantes de estas parcelas son de nacionalidad paraguaya. Desde este verano, con las inundaciones en el barrio La Lomita, la denominación “paraguayos usurpadores” ha estado en boca de más de un vecino.

En los últimos días, un grupo de gente que asegura haber sido estafada por una persona que les vendió terrenos en Los Cachorros fue a protestar al Municipio (foto). A pocos metros, una funcionaria le preguntaba a su interlocutor: “Estos son todos paraguayos, ¿no?”, para completar con su propuesta: “Hay que cerrar las fronteras, para que dejen de entrar”. Una solución menos violenta que la camioneta del concejal, pero no menos discriminatoria. Sin olvidar, además, los golpes que algunos empleados estatales les propinaron a los vecinos que fueron a reclamar a las puertas del Palacio Municipal, cuando ocurrió el caso de La Lomita.

(La nota completa, este sábado en El Diario Regional)

 

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