Mañana se cumplirán nada menos que 90 años del nacimiento de la radio como el medio de comunicación que conocemos en la actualidad, a partir del tesón de Enrique Susini y sus “locos de la azotea”. En este sentido, la fotografía pretende homenajear a uno de los hombres más importantes que tuvo la radiofonía local: Roaldo Barbesini.
En la imagen, Barbesini (último desde la derecha) recibe la visita de Juan Gabriele, corresponsal del diario La Nación, y Luis Murad, intendente municipal. Corría 1972 y Roaldo había organizado la maratón radial “24 horas de locución”, por supuesto desde su querida Difusora América, evento a beneficio de la guardería infantil.
La emisora fue fundada en 1962 y dejó de funcionar en diciembre de 2007, tres años y medio después del fallecimiento de su creador. Barbesini nació en Zárate el 24 de diciembre de 1931, viviendo en Jujuy hasta los 23 años. Cuando se instaló definitivamente en Pilar, dejó aflorar su pasión por la locución, la actuación y el periodismo.
Así, su voz potente fue reclamada por los gobiernos de turno para llevar a cabo las alocuciones oficiales, que salían por altoparlante, y durante años relató los desfiles cívicos organizados por la Municipalidad. Actor y conductor televisivo, obtuvo su mayor logro en 1984, cuando la radio ganó el Premio Santa Clara de Asís por el programa “Sintonía”, ciclo matutino conducido por él mismo.
Con el nombre de “Publicidad América”, la difusora transmitió en sus primeros tiempos a través de una serie de altavoces instalados en el centro de la ciudad, algo impensado hoy en día. Sin embargo, en 1969 una reglamentación sobre ruidos molestos ya no permitió el funcionamiento de los altavoces, por lo que los propietarios –en ese momento Barbesini compartía la emisora con Omar Gómez- se decidieron a comenzar a transmitir por un sistema de circuito cerrado.
Así, hasta el último día la radio se oyó por medio de aparatos receptores ubicados en las casas y comercios, conectados con la emisora por un tendido de cables. Fue la primera y única radio de Pilar que eligió ese sistema para llegar a los oyentes.
Una gran cantidad de periodistas y locutores (como Liliana Forte y Gladys Mendoza) pasaron por sus estudios, tanto en su etapa de aprendizaje como cuando ya eran profesionales formados. De igual forma, fueron muchos los vecinos que se dieron el gusto de sentarse frente a un micrófono, y otros tantos quienes disfrutaron de las emisiones desde sus casas o comercios.
Tras el fallecimiento de Barbesini (en mayo de 2004), su esposa -Vilma “Quita” Quintana- y su hija Patricia debieron tomar las riendas de la emisora, que sobrevivió poco más de tres años a su creador.
Luego del final, “Quita” fue repartiendo los diferentes recuerdos, objetos e instrumentos de la radio a aquellos vecinos y amigos que formaron parte de la vida de la emisora. Así, aparatos, parlantes y viejos tocadiscos fueron diseminados por el distrito. Ya ni siquiera quedan las grandes letras rojas que adornaban la fachada del estudio, en la calle San Martín. Como recordaba la mujer, Radiodifusora América funcionó “durante 45 años, 7 meses y 9 días”.