En la plaza y en la escuela, los chicos festejaron el triunfo

El pase a octavos de final del seleccionado argentino se vivió con fervor en colegios públicos y privados del distrito. Luego, los festejos se trasladaron a la plaza 12 de Octubre.

23 de junio de 2010 - 00:00

 

Durante la tarde de ayer la ceremonia llegó hasta el mástil.

 

Desde arriba. La extensa bandera que vienen acompañando cada festejo. 

 

La Estanciera, de riguroso celeste y blanco.

 

Para festejar no hay edad. La foto lo demuestra.

 

Vuelta olímpica otro de los ritulales que se viene repitiendo en la 12 de Octubre.

 

 

La plaza se llenó de estudiantes en medio de la algarabía mundialista.

 

 

Las chicas, bien producidas para la ocasión.

 

“Es mucho mejor que verlo en mi casa, es como el cine”, lanzó, eufórico, Juan Cruz Almirón, alumno del Instituto Modelo, minutos después del gol de Martín Palermo que redondeó la victoria argentina ante Grecia. Como él, muchos otros alumnos de colegios de Pilar siguieron el partido del seleccionado nacional junto a sus compañeros y docentes dentro del establecimiento.

En la tarde de ayer, los colegios de Pilar dejaron de lado los libros para entregarse al partido que paralizó al país por 90 minutos. Docentes y alumnos enfervorizados por igual, alentaron con cánticos y gritos al equipo de Diego Maradona, y hasta los directivos más serios no reprimieron los gritos de desahogo y los abrazos ante los dos goles anotados por la selección.

En el Instituto Modelo, el patio interno fue el lugar dispuesto para el choque entre Argentina y Grecia, que fue transmitido por pantalla gigante. Allí, unos cincuenta alumnos más una veintena de docentes siguieron atentamente cada jugada del conjunto nacional.

“Nos pone muy contentos poder compartir este momento junto a ellos”, destacó Edith Lembeye, directora de Inicial y Primario de la institución, y confesó que “lo vimos con al misma alegría y fervor que ellos”.

Con la excitación propia del triunfo, un grupo de alumnos de 6º grado que no daba tregua con el “olé olé”, destacaba lo divertido que resulta ver el encuentro rodeado de compañeros. “Los que molestan un poco son los chicos chiquitos, y las chicas a veces, pero esta vez se portaron bien”, afirmó Lautaro Zárate, antes de alejarse para seguir disfrutando con sus pares el triunfo albiceleste.

En la Escuela 26, la fiebre mundialista se reflejó en el número de bajas entre los estudiantes. Sólo unos 15 chicos siguieron el partido en el televisor que las autoridades colocaron en el salón de usos múltiples del colegio. “Son más los docentes que están viendo el partido porque los alumnos directamente no vinieron”, manifestó José Urquijo, director del establecimiento.

Con gorros de arlequín, las maestras siguieron con euforia el encuentro. “Es emocionante porque los chicos están re nerviosos, es un momento más para compartir”, manifestó Sandra Dolce, docente de 1er. grado, mientras su colega, Analía Barreto, reconoció que “nos tenemos que morder la lengua para no decir malas palabras”.

Mientras retorcía con fuerza un buzo azul, Santiago Cáseres, alumno de 2º grado no ocultó el leve disgusto que le provocó que no lo hayan dejado faltar a la escuela: “es mejor verlo en casa”. Y sin despegar la vista de la TV, fue más allá en la explicación: “las mujeres no saben lo que es el fútbol, pero yo no escucho lo que dicen”.

 

Plaza celeste y blanca

Minutos después de que el árbitro marcara el final del partido, la plaza 12 de Octubre se convirtió en el epicentro de los festejos por el pase a octavos de final. Primero, el desfile de vehículos e hinchas –que desplegaron a su paso una extensa bandera nacional- se realizó a modo de vuelta olímpica alrededor del espacio verde.

Con cantos clásicos como “el que no salta es un inglés” o “cada día te quiero más”, unas 300 personas –en su mayoría adolescentes- llevaron al centro de la plaza todo el colorido celeste y blanco. No faltó, incluso, un grupo de osados que se animaron a saltar haciendo equilibrio sobre las rejas que rodean al mástil central, ubicadas varios metros por encima del suelo.

Los últimos hinchas se retiraron dos horas más tarde y con un optimismo desmesurado prometiendo redoblar la apuesta el domingo, después del choque crucial con México.

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