En familia. Con mi esposo Manu y nuestro hijo Blas (3), a orillas del mar, pero en invierno.
En familia. Con mi esposo Manu y nuestro hijo Blas (3), a orillas del mar, pero en invierno.
Soy Jimena Turani, tengo 24 años, estoy casada con Manu y tengo un hijo de 3 años (Blas). Los tres somos argentinos y vivimos en Málaga, Andalucía, al sur de España, donde llegamos el 17 de agosto de 2008. La decisión ya se venía pensando hacía tiempo, ya que mi marido y mi hijo tienen la doble ciudadanía y eso influía mucho. Además de los comentarios de la gente conocida, con respecto a que la vida es mejor en cuanto a trabajo, calidad y seguridad.
En Pilar vivía en el barrio Villa Morra, en la calle Necochea, entre 3 de Febrero y Almirante Brown. Estudiaba una carrera terciaria, Administración Contable (la cual no terminé) y trabajaba en una herboristería.
En cambio, al llegar a Málaga estuve casi 8 meses sin hacer nada, primero porque no tenía los papeles –mi hijo y mi marido sí-. Finalmente, me casé el 6 de febrero de 2009, y a todo esto no conseguía nada por el tema de los papeles. En mayo obtuve la residencia, pero daba igual porque no tenía experiencia demostrable en España: como ellos dicen, no estaba dada de alta en la seguridad social, donde consta si has trabajado o no (en blanco).
Finalmente terminé en lo que estoy haciendo ahora, que es limpiar un bar, el mismo en donde trabaja mi marido (él en la cocina). Voy todos los días menos lo jueves, una hora todas las mañanas, que me coinciden con que el nene (Blas, de 3 años) entra al colegio. Y la verdad que no está mal, ya que lo que saco es medio alquiler pago.
RRHH
Yo no sé si hay una gran diferencia en el trabajo, ¡más que de trabajo diría yo de dinero! Aquí el dinero te rinde, tiene valor, entonces lo que se gana sirve para salir adelante. Ojo, no es tan fácil ahorrar, por entrar en el consumismo español, será también porque uno está acostumbrado a que cueste tanto en Argentina comprarte algo, ya sea alimenticio o electrónico o simplemente la ropa. Aquí está más al alcance de cualquiera poder comprarse cualquier cosa.
En un día común de mi vida me levanto a eso de las 8, preparo a mi hijo y a las 8.45 salimos para el cole (entra a las 9). De allí me voy al bar a limpiar, salgo y vuelvo a casa tipo 10, desayuno con mi marido -que entra a las 11- y luego voy preparando la comida, ordenando la casa y haciendo un poco de nada también: ahí es donde vienen los momentos de melancolía, ya que el estar tanto tiempo sin hacer nada y sin mantenerse ocupado en algo te hace comerte bastante el coco, pero hay que saber llevarlo. Luego retiro a mi hijo del cole a las 15.15, y después espero a que venga mi marido, a eso de las 17; y a las 20 él vuelve a entrar al trabajo, hasta la 1 o 2 AM.
Cercanías
La gente en la zona donde yo estoy es bastante agradable, no son tan cálidos como nosotros pero se lleva bien. Es cuestión de saber llevarlos y entrarles, típico de los argentinos, aunque nosotros acá tenemos la fama de ser “enterados” (que la sabemos todas).
Por ahí lo que tienen los españoles en general es que son muy “brutos” para hablar, me refiero a la forma de decir las cosas, o de pedirlas; más que nada la gente mayor es como muy seca. Pero, en general, en Andalucía son bastante alegres. Donde son más duros, fríos y cerrados es al norte, pero por suerte yo estoy bien al sur…
La posibilidad de hacer amigos va en cada uno, aunque particularmente soy muy selectiva con la gente y eso me juega en contra, no tengo grandes amistades pero tengo gente que sé que si la necesito estará, tanto españoles como algún que otro argentino. Pero, en cierta manera, cuesta un poco hacer amistades.
De Málaga me sorprendieron varias cosas: primero la tranquilidad que hay, ya que podés salir a la calle a la hora que sea y sin estar pendiente de si te pasa algo o no. La vida que hay es como más colorida a la de Argentina, no ves tanta pobreza como allá, aquí no hay villas (así les llaman ellos a las casas grandes, casi de lujo).
Otra de las cosas que me sorprendieron fue que me subí a un tren y habría cinco o más nacionalidades diferentes… Y bueno, ni hablar los colectivos, los coches, es todo muy nuevo y todo te sorprende, aunque después te vas acostumbrando.
Añoranzas
Una parte de mi familia está en Pilar, y la otra en Mar del Plata. Extraño la vuelta a la plaza, mis amistades, las salidas nocturnas, ya que desde que estamos acá que no salgo de marcha, porque no tengo la suficiente confianza con nadie como para dejar a mi hijo. Extraño un poco de todo, cuando estás lejos le das más importancia a esas pequeñas cosas que cuando estabas allá las dejabas pasar…
Una siempre piensa en volver, aunque sea de vacaciones, ojalá se pudiera ir y volver tan fácil, pero nosotros somos tres y cuesta mucho más, al tener un hijo no pensamos tanto en nosotros, sino más en él, y yo quiero que mi hijo pueda salir a la calle con sus amigos y yo no tener que estar pensando lo peor. Esto no quiere decir que acá no ocurran cosas, sí que ocurren, pero creo que muchísimo menos que allá. Pero espero volver por lo menos un tiempo, a ver a la familia y mi gente.
Noto que estoy en el Primer Mundo: En la vida diaria. Desde que te subís a un colectivo hasta que llegás a tu casa, en un baño público, en las simples cosas pero bien organizadas. Con esto tampoco digo que España sea el mejor lugar del mundo, ojo, deber haber muchísimos lugares mejores.
En argentina es mejor: Tener a la familia cerca.
Cuesta adaptarse: A la vida en general, al estar tan lejos, al cambio.
Lo que más se extraña: La familia.
Distancia aproximada: 10.000 km.
Diferencia horaria: En esta época, 5 horas.