Viaja a Mozambique la ayuda brindada por los lectores de El Diario

La derquina Graciela Fleyta vive en ese país africano desde 1997. Tiene un jardín de infantes, es enfermera y misionera. Mañana vuelve a África con lo recolectado.

23 de febrero de 2010 - 00:00

Graciela Fleyta, en la mañana de ayer, con parte de lo aportado por los lectores de El Diario.

 

Una ayuda de los vecinos de Pilar tendrá su repercusión en el lejano Mozambique: la gente respondió a la convocatoria de El Diario y colaboró con una gran cantidad de útiles escolares, juguetes y demás insumos para acompañar la tarea humanitaria de Graciela Fleyta, la enfermera y misionera pilarense que desde hace más de una década vive en el país africano.

La campaña se lanzó a principios de enero, y tuvo como objetivo paliar la situación de una buena cantidad de niños que asiste al jardín de infantes prácticamente sin ninguna posibilidad de contar con los materiales adecuados. Por eso, apenas lanzada la convocatoria, la gente se decidió a colaborar con la causa solidaria.

Así, en la mañana de ayer fueron entregadas varias bolsas con diversos elementos: cuadernos, resmas, lápices, carpetas, cartucheras, marcadores, témperas, tijeras, reglas, escuadras y papel crepé, entre otros. Además, muchos vecinos aportaron juguetes. Los productos fueron recibidos en mano por Graciela Fleyta en su domicilio del barrio Monterrey, en Presidente Derqui. Mañana, la mujer partirá una vez más hacia Mozambique, donde continuará con su invalorable trabajo.

 

La misión

Graciela Fleyta tiene 50 años, es enfermera y misionera evangélica. La mujer, que vive en Mozambique desde 1997, es hija de Jesús “El indio” Fleyta”, un personaje mítico de Presidente Derqui que desde hace medio siglo tiene una escuelita de fútbol en el barrio Monterrey.

El largo camino de Graciela comenzó en 1990, cuando luego de desempañarse en la Clínica Fátima viajó a Salta para trabajar con los aborígenes. En 1993 partió hacia Bolivia, a vivir con los Aymaras, y un año más tarde tomó la decisión de viajar a África, donde en primera instancia fue enfermera voluntaria en la guerra en Ruanda, una de las más sangrientas de fines del siglo XX. Finalmente, a través de la Iglesia Evangélica Unión de las Asambleas de Dios, en 1997 recaló en Mozambique.

Allí, Fleyta trabaja como enfermera voluntaria con chicos de la calle y en la cárcel, ya que como ella misma explicó “hay muchos nenes presos, porque roban y como no hay correccionales les falsean la edad en el documento y los encarcelan. También estoy en un centro de recuperación de niños, porque muchos de ellos son abusados: Maputo, la capital, es una ciudad portuaria, entonces llegan barcos con orientales y algunos nenes tienen relaciones con ellos por un dólar”.

Además, no duda en afirmar que en la Argentina “la gente se queja, pero el que no trabaja tiene ayuda económica. Ahora está la asignación por hijo, se les da comida a los pobres... Allá no tenemos ayuda de nadie, no les dan ni aunque lo pidan de rodillas”. Por eso, insiste en que “me da rabia cuando se quejan, teniendo tantas cosas en el país. En Mozambique no tenemos ni el 1% de lo que hay acá”.

Luego de un matrimonio con un mozambiqueño que duró seis años, Graciela encontró su razón de ser en Emmanuel, un niño de 5 años al que está intentando adoptar, trámite más que difícil ya que existen grandes trabas para los extranjeros. “Lo crié desde que nació –comentó-. Ellos se independizaron en 1975, y tienen gran desconfianza hacia los blancos”.

Asimismo, Graciela fundó en Mozambique la ONG Asociación de Apoyo a los Huérfanos y Enfermos con SIDA, enfermedad que en África está altamente propagada. A su vez, en una iglesia de los suburbios consiguió abrir un jardín de infantes, al que asisten 50 niños de entre 2 y 5 años, aunque el número va en aumento. “Los nenes están todos los días solos, las madres son casi todas solteras y deben salir a ganarse la vida”, indicó Fleyta. Para esos niños, precisamente, serán los útiles y juguetes recolectados por los lectores de El Diario.

 

 

Un país casi olvidado 

Mozambique está ubicado en el sudeste de África. Su idioma oficial es el portugués, aunque el país tiene diez provincias y en cada una de ellas se hablan entre cinco y seis dialectos. La guerra civil terminó en 1992, y desde ese momento gobierna el mismo partido político, compuesto casi en su totalidad por ex militares. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida es de 49 años para los hombres y de 51 para las mujeres. Su población total es de casi 21 millones de habitantes, de los cuales el 16% es HIV positivo.

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