Desde el bloque oficialista minimizaron la falta de comunicación con el gobierno.
por Diego Schejtman
Una serie de situaciones confusas se viene dando en el Concejo Deliberante. Desde una ordenanza que debió votarse dos veces sin que en el medio exista un veto del intendente hasta cambios que los propios ediles aprobaron pero sin saber que lo hacían. Todo en el transcurso de unos pocos meses.
El ejemplo más reciente sucedió en las últimas horas. Los ediles se dieron cuenta de que el valor del estacionamiento medido que se aplicará desde el lunes será más alto que el que ellos mismos habían consensuado. En lugar de 2 pesos la primera hora y 1 por cada adicional como se había establecido, estacionar en el centro saldrá 2 pesos por hora o fracción. Así quedó establecido en la ordenanza tarifaria que fue reformada con el voto de los concejales y los mayores contribuyentes. Pero los ediles, en su mayoría, se terminaron enterando por los diarios.
No fue la primera situación enojosa. La propia ordenanza que creó el sistema de estacionamiento medido había generado una escena digna de un sainete: luego de aprobada, fue reformada por el Ejecutivo hasta dejarla irreconocible. Tanto, que para ratificarla los concejales debieron votarla de nuevo; pero lo hicieron con el mismo texto que ya habían aprobado.
Algo aún más extraño ocurrió con la llamada ordenanza de menores, que establece multas para los padres de adolescentes que beban alcohol o participen en disturbios. Tras su aprobación por unanimidad, el intendente Humberto Zúccaro y su secretario de Gobierno, Ricardo Male, señalaron la necesidad de reformarla. Ahora, nadie en el Concejo ni en el Ejecutivo se anima a afirmar si la norma –promulgada de hecho- es o no aplicable.
Miradas
Para el oficialismo, la situación no reviste gravedad. Eso en los casos de ediles que admiten la existencia de un problema.
El presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Castillo, eligió minimizar la cuestión. “Yo no hablaría de desencuentros, estas situaciones se basan en dichos más que en hechos”, diferenció, y subrayó que periódicamente los ediles del bloque oficial se reúnen con el intendente y por lo general se ponen de acuerdo.
“Hay que ver el resultado final”, dijo Castillo, para quien los entredichos públicos son “pura bulla”.
La titular del bloque oficialista, Liliana Alfaya, opinó que “por encima de todo está el objetivo común” que se refleja en el espíritu de las ordenanzas que se aprueban.
“Tenemos que hacer el esfuerzo de no perder el objetivo colectivo. Como concejales, la gente nos vota más allá de los conocimientos específicos que tengamos sobre temas técnicos. Si tenemos que hacer consultas, se hacen sin problema”, apuntó Alfaya.
El oficialista Miguel Saric es autor de la ordenanza de estacionamiento medido. El ex vecinalista protagonizó varios cruces públicos con funcionarios del Ejecutivo para evitar que se modificara. Pero fue uno de los que debió enterarse por los medios del cambio de valor.
El edil explicó que en ese caso lo que se cambió fue la ordenanza fiscal, paralela a la que crea el sistema de estacionamiento pago. “A mí me había quedado en la cabeza el proyecto original”, se excusó Saric, y recomendó buscar el origen de las marchas y contramarchas en el equipo de asesores técnicos del intendente Humberto Zúccaro.
Desde la oposición, coinciden tanto en reconocer la existencia de un problema como en señalar su origen: el oficialismo.
Para Marcela Campagnoli, de la Coalición Cívica, la “falla en la claridad de la comunicación responde a una pequeña desconexión entre el bloque oficialista y el Ejecutivo”.
La edil dijo que “de otra manera no se entiende por qué van y vienen con temas impulsados desde el propio bloque del oficialismo”.
De todos modos, la edil valoró la actualidad de un Concejo en el que ve “más voces y un trabajo que lleva los debates a las comisiones”. Así, calificó de “benevolente” a la oposición que “podría hacer uso político de la desconexión oficialista. Pero esa no es mi manera de hacer política”, dijo.
El felipista Gustavo Trindade, por su parte, ve en el escenario una “situación grave” que amerita que “la oposición ponga énfasis en señalar las fallas de manera conjunta”. Asimismo, Trindade buscó la explicación en “una evidente falta de conducción política”.
Opinión
Un problema sin solución
por D.S
Suele decirse que el primer paso para la solución de un problema es reconocer que existe. Si es así, las fallas mostradas últimamente por la labor del Concejo Deliberante y su relación con el Ejecutivo están lejos de hallar una salida.
Desde el oficialismo, la mayoría de los ediles no ve un inconveniente que requiera de atención y, por lo tanto, no encuentra un problema a solucionar.
La oposición, por su parte, coincide en que las fallas existen, pero aseguran que radican en la desconexión entre el bloque oficialista y el Ejecutivo, una relación en la que no tienen injerencia.
Tanto si no hay problema como si existe pero es ajeno, la solución es imposible.