Llamado al consenso en el festejo local por el Bicentenario

En el Tedeum, el obispo Sarlinga pidió "grandeza a los gobernantes" para "superar el estado de confrontación". Zúccaro llamó a "caminar de la mano con la Iglesia".

26 de mayo de 2010 - 00:00

 

Zúccaro se ríe, ayer, en un momento del desfile. Llamó a la unión con la Iglesia.

 

Con fuertes llamados al consenso y a dejar de lado las diferencias, sobre todo en ámbitos políticos e institucionales, se realizó ayer en el centro de Pilar el acto central para celebrar el Bicentenario de la Revolución de Mayo.

La conmemoración organizada por el Municipio comenzó pasadas las 15 con un Tedeum en la parroquia Nuestra Señora del Pilar, continuó luego con un desfile cívico militar por las calles del centro de la ciudad y culminó con un multitudinario pericón nacional.

El intendente Humberto Zúccaro, que al mediodía había participado junto a la Presidenta Cristina Fernández del Tedeum en la Basílica de Luján, encabezó la celebración local. En su discurso, el jefe comunal hizo eje en la relación entre el Estado y la Iglesia Católica.

“Invito a soñar, a proponernos ser capaces de poner la piedra fundamental de una ciudad en la que la Iglesia y el Municipio caminen enlazados de la mano”, lanzó Zúccaro desde el palco.

El intendente subrayó que en el acto de ayer, por primera vez en los siete años que lleva en el gobierno, el palco no se montó frente al palacio municipal sino a la vuelta, de cara a la parroquia, sobre la calle Lorenzo López.

Allí formaron las tropas de las Fuerzas Armadas y de seguridad que participaron del desfile y a las que Zúccaro pasó revista en su función de jefe de Estado.

“No se pueden aceptar más divisiones”, lanzó el jefe comunal, a tono con la homilía que, minutos antes, había brindado el obispo de Zárate Campana, Oscar Sarlinga.

“Queremos el Pilar de la confraternidad, de la solidaridad y el respeto a la familia”, sostuvo Zúccaro, que llamó a “trabajar por un Pilar sin odios ni rencores”.

“Que Pilar sea la cuna de la integración y la solidaridad. Y que cada uno de nosotros sea un granito de arena para hacerlo realidad”, convocó el intendente.

Sobre la calle Rivadavia, entre Tucumán y Lorenzo López, y en las cuatro cuadras que rodean a la plaza 12 de octubre, unas 4 mil personas se reunieron para presenciar el desfile que fue epicentro de una ciudad paralizada por el feriado, con los comercios cerrados casi en su totalidad.

 

Unión

La primera actividad oficial en la celebración local del Bicentenario fue el Tedum oficiado en la parroquia de Pilar por el obispo Sarlinga.

Con un ojo en el reciente documento difundido por el episcopado desde la cumbre de obispos celebrada en Pilar, Sarlinga reclamó “grandeza a todos los argentinos y en particular a los gobernantes” para que la “la política y las instituciones superen el estado de confrontación y generen consensos”.

En ese sentido, el obispo se permitió también incluir a la Iglesia en la necesidad de una mirada reflexiva y autocrítica de los roles que ejercen las instituciones.

“El Bicentenario merece un clima social mancomunado y la calidad institucional es el camino más seguro”, sostuvo.

La nave central de la parroquia estuvo colmada. Con el intendente Humberto Zúccaro y su esposa Carmen Rodríguez en primera fila, el resto de los funcionarios y concejales oficialistas ocuparon los bancos, flanqueados a ambos lados por los abanderados y escoltas de jardines de infantes y escuelas primarias y secundarias del distrito.

Sin embargo, a pesar del espíritu conciliador de los discursos pronunciados dentro y fuera de la parroquia, no hubo representantes de las fuerzas de la oposición en los actos locales.

 

Familia  

De manera elíptica, el obispo Oscar Sarlinga coló en el Tedeum de ayer la opinión que la Iglesia tiene acerca del matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo hizo al reclamar desde el púlpito a los legisladores “la sanción de leyes que apunten a las necesidades” de la gente y al describir de inmediato a la Nación como “una familia formada por familias” y a ésta como la “unión de un hombre y una mujer”.

 

Historia

Recuerdos del centenario

A tono con la corriente de la divulgación histórica que cuestiona las versiones escolares de los hechos y los hombres que construyeron la nación, el presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Castillo, sorprendió ayer cuando en su reseña del Bicentenario se apartó de la simple cronología de los acontecimientos y la exaltación de la figura de los próceres.

Como acostumbra desde hace un tiempo en cada acto conmemorativo, Castillo se reservó para sí la reflexión sobre la gesta de mayo y el legado de sus artífices.

Con las figuras de Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano a la cabeza, Castillo resaltó el sueño americanista de aquellos revolucionarios, el mismo que atravesó luego a José de San Martín y a Simón Bolívar, a los que enlazó también en su discurso.

El presidente del Concejo resaltó incluso el hecho de que Moreno y Castelli estudiaron abogacía en Chuquisaca, en tierras de la actual Bolívia, territorio que también vio nacer al propio presidente de la Primera Junta, Cornelio Saavedra. Así, señaló que aquellos hombres no reparaban en “las pequeñas nacionalidades” sino en la de la “patria grande”.

Castillo buscó también atacar la nostalgia con la que algunos sectores –principalmente políticos- añoran los días del centenario de la patria, allá por el 1910 de la Argentina potencia que, según recordó el presidente del Concejo, sólo lo era para unos pocos privilegiados, mientras que las mayorías permanecían excluidas.

“Hoy, con orgullo, vemos la participación histórica de todos los argentinos. Hoy el pueblo sabe de qué se trata: de seguir viviendo en democracia y de unirse a Latinoamérica, con iguales mercados económicos e iguales culturas que nos unen”, destacó.

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