Si bien la Selección no se maneja con psicólogos en el cuerpo técnico, quienes hablan con los jugadores tendrían que poner énfasis en que es la final y ya no tienen que guardarse nada. De todos modos, no creo que ningún jugador vaya a “achicarse” ante esta situación, ya que vemos cómo el equipo fue creciendo progresivamente.
La presión genera disturbios en la sincronización neuromuscular, lo que predispone a distintas alteraciones, desde lesiones hasta falta de timing o precisión o sincronización en los pases. En este sentido, los primeros minutos sirven para aflojar presiones: si las primeras dos o tres pelotas fueron bien jugadas, se reforzará la confianza.
Hay otro elemento importante: el afán de revancha contra los alemanes, lo que será un incentivo. La final del ’90, los penales del 2006, la goleada de 2010… Basta mirar lo que pasó entre Holanda y España.
Además, Alemania llegó al pico de su rendimiento en el partido contra Brasil, quien llegó sin sus dos líderes (Thiago Silva y Neymar). Argentina tiene a sus dos líderes intactos. Llegar al tope suele generar inconscientemente cierta relajación, más allá de lo que declaren.
Ojalá sea así: la confianza alemana es algo que juega a favor de Argentina.
Por último, el tema de la camiseta azul corresponde al “pensamiento mágico” y su efecto sugestivo, como las cábalas. A veces las reconocen después, pero están. Yo trataría de buscarle el lado positivo: la tercera será la vencida.
*Psicoanalista. Experto en psicología del deporte.