La plaza Antonio Toro y barrio El Bajo, a merced de delincuentes

Se producen destrozos sobre bancos y monumentos de la plaza, que no tiene cuidador. También se repiten los asaltos contra los vecinos. Señalan a una banda de menores.

21 de marzo de 2010 - 00:00

Banco. Días atrás se robaron uno de la plaza Toro. A éste lo rompieron.

 

 

Los bancos de la plaza Antonio Toro de Presidente Derqui cada vez son menos. Ése es el principal paseo público de la ciudad y fue completamente remodelado hace unos años, siendo hoy uno de los más atractivos de todo el distrito.

Sin embargo, periódicamente sufre el ataque de vándalos amparados en la ausencia de un placero o sereno; ambos anunciados en el gobierno cuando se trabajaban las reformas.

Después, nada es reparado o repuesto. Un ejemplo es el monumento al Comodoro Hugo César Meisner: hace meses que arrancaron una parte de la hélice y sigue así. Luego las pintadas en los diversos bustos. Textos groseros en otros monumentos, borrados a medias porque estaba el apellido de un reconocido político, pero sin taparse completamente.

El busto de San Martín pintarrajeado de rojo, y algunos bancos con “decoraciones” de sobrenombres, nombres de cumbia villera, insultos soeces y dibujos aberrantes. Para algunos empleados del obrador de la delegación municipal que limpian la plaza esto tiene motivos, pero hay uno principal: las patotas juveniles de barrio El Bajo y la casi nula intervención policial.

“Hace poco vi que se llevaban un banco entre cinco, primero les arrancan los pedazos y después los rearman donde ellos quieren”, aseguró uno que vio esa barbarie porque oportunamente va a un local nocturno adyacente a la plaza.

Lo insólito es que esos asientos, no sólo son muy incómodos sino que son de cemento y su peso es de más de 150 kilos. Ni placero ni sereno, pese a que frente a la plaza hay un cajero automático que, por ahora, no fue presa de los delincuentes.


Asaltos

Los mismos que, presuntamente, bajo el efecto del alcohol o estupefacientes roban los pesados bancos, serían responsables de dos asaltos en la última semana. Y en ambos casos la policía poco y nada hizo habida cuenta que son menores de 18 años, e inimputables ante la Ley.

En el primer hecho, se sabe que una mujer fue amenazada de muerte cerca de las 19 en la plazoleta Teofilo Tolosa. Cinco menores la amenazaron de muerte con cuchillos y le robaron su cartera. La víctima denunció el caso y señaló a uno de los ladrones domiciliado en esa zona.

Un patrullero acudió, pero el acusado ya estaba dentro de una vivienda y nada pudo hacer la policía sin una orden de allanamiento y detención. Orden que ningún Juzgado de Garantías libra a menos que se trate de menores involucrados en graves delitos como homicidio o violación.

El segundo delito de la misma gavilla, fue contra un almacén de El Bajo administrado por conocidos vecinos. Una sólida versión dice que, de noche o madrugada, robaron mercadería, balanzas y otros artículos. Los afectados alertaron a la policía, pero nuevamente nadie vio ni sabía nada. Pese a eso las víctimas se las ingeniaron para hacer, en El Bajo, una investigación que los llevó hasta un escondite de la gavilla y así recuperar algunas pertenencias.

“Este barrio ya es tierra de nadie, la policía no hace nada porque dice que los chorros son menores, los vecinos no hablan por temor a venganzas, cuando llueve se inunda y salimos nadando, el 90 por ciento de las calles son de tosca o tierra, y en pocos años se armó una villa de cartoneros, y así estamos”, comentó amargamente un tradicional vecino del azotado barrio.

 

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